Enero ha comenzado, una vez más, calentando motores. Algunos ya se han pasado de rosca y han acabado quemados. La Pascua militar de este año dejó el primer ataque de 2009 contra la ministra de Defensa, Carme Chacón. Como no podía ser menos, por su aspecto físico, esto es, por los “trapitos” que lució en la recepción y en el acto en sí, junto a la Familia Real y el resto de autoridades políticas e institucionales.
Resulta que el protocolo exigía que las mujeres vistieran vestido largo y la Chacón se agenció un esmoquin y un recogido sobrio y elegante. Estaba guapa, dí que sí. Pero a los de siempre les faltó el tiempo para untar la pluma y comenzar a vilipendiarla. Que si es una aberración saltarse el protocolo, que si tendría que haber elegido un atuendo de alguna diseñadora española… ¡y no miro a nadie!
Es gracioso, pues muchos personajes públicos afirmaron el año pasado que entre sus deseos para el nuevo año estaba “dejar el machismo a un lado”. Yo no creo que esos ataques estén justificados, ni siquiera he entrado a valorarlo con profundidad. En el fondo, a todos estos que escriben y gritan, meten ruido en definitiva, les importa el tema lo mismo que un pepino. Lo importante es hacer gala de los valores que ellos llaman “conservadores” o “tradicionales” y criticar por criticar.
¿No será que es buena excusa, una vez más, por ser mujer y ministra de Defensa? ¿Qué dirán de Michelle Obama tras su posado en la revista Vogue esta misma semana? ¡A criticar se ha dicho, señores defensores de la tradición! Pero, ¿le habrían censurado de igual modo si en lugar de ser ella hubiese sido un hombre?
A pesar de todo, hay un dato más: Carme, no fuiste la única. La princesa Letizia también fue acusada de repetir vestido. Casualidades de esta vida, lo que ha trascendido y ha llenado las televisiones y periódicos ha sido el esmoquin de la titular de Defensa. Yo me pregunto, ¿alguien se acuerda de reforma de las Reales Ordenanzas y el código deontológico de los militares? ¿Y del llamamiento del Rey Don Juan Carlos al alto el fuego en el conflicto actual de Gaza? Una vez más, es ésta una cuestión de prioridades. Y ha quedado patente, una vez más, dónde está el interés de todos.