¿Qué ha cambiado?
El día que esto escribo; leo que un pobre hombre u hombre pobre, que vivía con su esposa y una hija menor de edad, en un piso o vivienda de “protección oficial” (y lo de protección es un decir ya a estas alturas en que tan desprotegidos nos han puesto); lo han desahuciado de la misma por falta de pago; y viéndose en la calle… ha durado una semana, puesto que en esa misma calle se ha ahorcado. El triste hecho ha ocurrido en Cataluña… igual podría haber ocurrido en cualquier otra parte de España o de ese mundo que se dice… civilizado.
El hecho “aplana a cualquiera” y yo, como huérfano que fui, y quede sólo con mi madre; entiendo “algo de estos dramas”; pero las mujeres son más fuertes que los hombres y seguro estoy que esa viuda y superado todo lo que va a padecer; saldrá adelante y sacará con ella a su hija; muchas, muchas miles de viudas lo hicieron.
Pero el poso de amargura que me deja esa noticia, me hace encerrarme en mis pensamientos y recordar, lo poco que creo saber a través de la vida y mis lecturas; y en ese recorrer, “por esos inmensos espacios del yo interior”; me aparece un singular hombre que vivió, de espaldas a todo lo opulento y a todas las vanidades de la vida. Es sobradamente conocido, al menos por los que se preocupan por la historia y fue así.
En la posiblemente más brillante época de la Grecia Clásica… uno de sus más relevantes sabios (Diógenes «el cínico») que despreciando a la sociedad se fue a vivir en un barril (otros dicen que en una tinaja)… salió un día (o más de uno), y al medio día del mismo, se paseaba a pleno sol, por la meridional Atenas, cuyo sol es equiparable al de mi Andalucía… llevando en la mano, un candil (linterna) y con la mecha encendida… extrañados y sorprendidos, riéndose muchos “de aquel loco”… algunos ciudadanos le preguntaban, el por qué de ir así, a tal hora y en pleno centro urbano… él, impertérrito respondía… «BOY EN BUSCA DE UN HOMBRE ÁNTEGRO»… era el grito de un sabio, que se desenvolvía en un mundo bastante podrido, pese a la sabiduría que nos dejara aquella civilización, que es, nada más y nada menos que los cimientos de toda LA CIVILIZACIÁN OCCIDENTAL y en la que entramos nosotros… “los occidentales; y todas sus ramificaciones por el ancho mundo”.
Cuenta la historia que como coetáneo de Alejandro el Grande (o Magno) coincidió con éste en un lugar y donde el sabio dio un gran discurso. Enterado de ello el ya poderoso emperador o monarca, fue a visitarlo “a su tinaja”; y con todo el boato que conllevaba el cargo del poderoso y arrogantemente, le ofreció que le pidiera lo que quisiera… el sabio, posiblemente harto ya de todo, le miraría de arriba abajo y sin inmutarse ni levantarse de su lecho en el que permanecía recostado, simplemente le dijo… “apártate que me estás tapando la luz del Sol”; a lo que alguno o algunos de los lacayos del poderoso; y tomando aquello como una ofensa, quizá intentaron sino matarlo, al menos apalearlo y obligarle a postrarse ante su amo… afortunadamente el Grande (que así demostró su grandeza) al parecer detuvo a aquellos brutos, diciendo… quietos, que si yo no fuese Alejandro… me gustaría ser como Diógenes.
Si nos situamos en esta fecha en que vivimos… tristemente; ni hay “Diógenes, ni Alejandros… pero sí sicarios de todo tipo y condición, esclavos como entonces o peor aún, puesto que hoy hay esclavos esclavizados por ellos mismos ante sus modernos amos; y por descontado, no hay aquella estirpe de sabios griegos, que según los eruditos ya lo dijeron todo y tras de ellos nadie a dicho nada mejor”.
¿Pero qué buscaba en realidad el Cínico Diógenes… que marcó escuela y aún se le estudia su vida y sus hechos? Y… ¿Qué quiero decir yo con todo esto?
Pues que si Diógenes obró así para estimular a su sociedad; nosotros debemos emularlo y buscar al hombre/mujer… y de paso, «buscarnos a nosotros mismos hasta encontrarnos»… recordemos aquel sabio dicho español…»HACE MÁS EL QUE QUIERE QUE EL QUE PUEDE», así es que con linterna o sin ella, hemos de buscar, estimulando a quienes sean de nuestro entorno, creando inquietudes y sembrando ilusión y esperanza. Empecemos pues a exigir a quienes dicen gobernarnos, que nos dejen elegir a hombres y mujeres; y que eliminen esa aberración cual es, elegir lotes en listas cerradas a quienes ya han elegido otros por nosotros; quizá sirva para poco, pero al menos que nos dejen equivocarnos a nosotros solos… ¿No dicen que gozamos de libertad? ¡¡Pues que lo demuestren… ya está bien de abusos!!
¿En qué se ha avanzado en esta sociedad o “suciedad” actual… en ir a Marte… y para qué, con la de cosas que hay que hacer en este planeta?
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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