Sociopolítica

El farol de la Alianza de Civilizaciones

libertaddigital.com

 

Mientras la coronilla islámica de África hierve, el mundo entero mira expectante los resultados de la epopeya. Es curioso, cuando no denigrante, que se nos llene la boca con la añorada quimera de la Alianza de Civilizaciones y se ponga como excusa que el mundo musulmán tiene que dar pasos para ganarse su propia libertad. Y ahora que los da, y no pasos sino zancadas, el mundo, que es un eufemismo hipócrita para referirnos a nosotros mismos, da la callada por respuesta a lo que está sucediendo en el norte de África.

Los países “civilizados” llaman a la calma y van poniendo punto en boca a la democracia, con la nueva monserga que, a cada caso, se inventan para la ocasión. La coletilla ahora es la “transición moderada” que viene a ser como decir nada y quererlo todo. Desde Estados Unidos se apela a la calma mientras los ecónomos de turno hacen cálculos en sus abacos con la subida del barril, no vayan a cerrar el canal de Suez y tengamos que mandar las galeras a hacer la ronda por el Cabo de Buena Esperanza. Desde Europa, esa nación de naciones que no llega ni a patio de vecinos, se recurren a los tópicos de “la vida y la libertad”. Mientras tanto, Israel, el paradigma de la rana con pelo, apoya abiertamente a Mubarak, por la conveniencia de no verse más sola aún en su ático con vistas privilegiadas.

Tunecinos, argelinos, egipcios, sauditas… todos, en una explosión de hartazgo, salen a las calles y se enfrentan a sus propios regímenes, los que los han mantenido esclavizados durante decenios, siglos si me apuran, agarrándose a la modernidad de las “redes sociales” y aplaudiendo a los turistas que, como conejillos asustados, abandonan las viejas ciudades donde nació el mundo que conocemos. El pulso está echado y parece que el órdago es definitivo. El cambio ha llegado, parecen gritar esos ciudadanos de segunda mirando a las cámaras, pertrechados con palos y garrochas. El cambio ha llegado aunque no quieran.

Ese “no quieran” no sólo se refiere a todos los dictadores encubiertos que asoman sus luengas y añejas barbas a la fachada mediterránea. No estaría de más que, llegados a este punto, algún líder saliera a la palestra y hablara de lo justo de la revuelta. Supongo que sólo necesitan eso, una voz amiga que les cerciore de que están haciendo lo correcto. Si callamos, otorgaremos. Y luego no servirá que nos rasguemos las vestiduras, cuando a falta de apoyo internacional, la rebelión por la libertad y la democracia acabe convirtiéndose en un revuelta religiosa, con los Hermanos Musulmanes, grupo que nadie conocía hasta ahora, como cabezas visibles del movimiento.

Si no entendemos que somos responsables de lo que ocurre, nunca aceptaremos que fuimos cómplices del delito. ¿Querían Alianza de las Civilizaciones? Bien, aquí está. Árdago a la grande. Es hora de saber si estuvimos demasiado tiempo jugando con un farol.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.