Sociopolítica

Dios

Dios

 “Dios probablemente no existe”,  pues  “dios sí existe”, vive Dios. Los ingleses, ciertamente unos pocos, se decidieron  a colocar en los autobuses urbanos la leyenda de su ateísmo. Dulcificaron la frase “dios no existe” con el adverbio “probablemente”:   “Dios no existe probablemente”. He ahí  la frase que lucen también algunos autobuses en Barcelona. Pronto han recibido respuesta evangélica en Madrid: “Dios sí existe”.

El filósofo Anselmo de Canterbury (1033) se ganó el santo por el argumento llamado por Kant ontológico contra el “ateísmo”:   – Aquel  que diga “Dios”, está refiriendo al ser necesariamente existente. Cuando dice no existe Dios, estás diciendo que el que necesariamente existe no existe: ¿no ves en ello una grave contradicción?  En esta conversación,  san Anselmo se ganó el santo.

El “non santo”  dice: “¿Dios?”  ¿Cómo puede haber alguien necesariamente existente?   No encuentro cómo decirlo, pero Dios, a la vista del mundo, de este mundo, el Dios necesariamente bueno,  probablemente  no exista. Y en estas,  se decidieron  los “ateos” a colgar las pancartas en los autobuses, antes en Londres, ahora en Barcelona, y, por qué no después, en otros autobuses de otras ciudades.

Ahora entre Madrid y Barcelona se juega en el autobús entre pancartas  la existencia de Dios. Abajo, más al Este, israelíes exterminan  a palestinos  por el simple hecho de ocupar una tierra junto al mar, que pretenden que les cobije y les permita construir escuelas para sus hijos  y hospitales para sus enfermos, con el permiso de  las Naciones Unidas  hace ya, al menos 42 años, desde  1967.

En  Gaza, bomba va, una tras otra; la muerte ronda los corazones de adolescentes aturdidas y sobrecargadas de angustia hasta morir infartadas. Y en otra parte del mundo, más al oeste, entre nosotros los cultos, facciones teológicas esgrimen y dirimen en los autobuses urbanos su creencia sobre la existencia de “Dios”. Cosas.

Si fuera nueva la controversia, la miraría con la curiosidad de aquel que oye un bla, bla, bla y supone en su ingenuidad que alguna cosa significará el balbuceo; pero es tan larga y repetitiva la historieta de aquellos que se empeñan en decir algo sobre lo que nada puede decirse, que simplemente me induce al ruego de por favor no más doctrinas, ni siquiera la doctrina atea. “Es tolerancia el “probablemente” de la manifestación atea y eso les honra a los ateos”, predicaba anoche mismo por la radio un sabio, debiera ser, porque leía con seriedad un escrito preparado contra el dogmatismo de los del sí. 

Yo digo que por qué habré de hablar en el “librepensador” de esto mismo que es un simple balbuceo sobre lo que nada puede decirse. Perdón.

Manuel  Pérez Castell

Diputado de España por Albacete

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.