Sociopolítica

¿Qué necesitamos para generar un Cambio Ciudadano desde la información?

Desde que la humanidad existe, el acto de entablar contacto con información, esté esta en una pintura rupestre dentro de una cueva o digitalizada en bits dentro de un ordenador, genera cambios en las personas que transforman esa información en conocimiento.

La cuestión que ahora nos planteamos en el siglo XXI, movidos por las nuevas realidades fruto de la globalización y la sociedad interconectada en tiempo real, es cómo aprovechar esta tendencia de cambio desde la información para generar sociedades más justas y democráticas. Para ello es necesario analizar sus elementos necesarios e imprescindibles.

Lo primero que debemos considerar es que todo cambio ciudadano está dentro de un proceso informativo-comunicativo tridireccional en el que están implicados tres niveles ejecutadores de acción. Un nivel ciudadano, un nivel social y un nivel profesional.

NIVEL CIUDADANO

El nivel ciudadano es el que más estudios ha suscitado, y por ello es el más conocido. Hace referencia al papel individual del ciudadano en este proceso de cambio social desde la información. Sus acciones más importantes hacen referencia a procesos de trabajo individual con la información para provocar cambios de carácter global.

Así, todo ciudadano tiene – o debe tener – la posibilidad de solicitar y/o recibir información. La solicitud es un acto generado desde el propio individuo, mientras que la recepción es generada por el envío de entes externos al individuo. Para hacer efectiva esta solicitud y recepción de información es necesario que se hayan asentado bases firmes que respeten el derecho a la información y faciliten el acceso a la información, en especial toda aquella que tenga relación con los entes públicos representantes de la voluntad popular. Información, en todo caso, libre de sesgos y uniformidades, donde prevalezca la fiabilidad, neutralidad, transparencia, veracidad, … para permitir ofrecer a los ciudadanos distintos aspectos de una misma información que facilite la pluralidad de pensamiento social.

Un efecto de cambio ciudadano global, que está influido – sin genero de duda – por las propiedades de las tecnologías de la información, donde cada vez más ganan terreno las tecnologías móviles de tercera y cuarta generación, que permiten un acceso instantáneo a cualquier información del mundo, así como la movilización descentralizada de acciones de carácter participativo ciudadano. Tecnologías que están provocando cambios en cada uno de nosotros, desde la reprogramación de nuestros circuitos físicos neuronales, pasando por modificaciones en nuestros modelos cognitivos de atención y aprendizaje, hasta las formas de relacionarnos.

 Todo ello debe ser estudiado en profundidad para determinar el impacto de la tecnología, y formas efectivas de uso, en la generación de un cambio positivo ciudadano. No debemos olvidar tampoco, la realidad de las brechas asociadas con las tecnologías, especialmente las económicas y de género que llevan a realidades distintas en entornos sociales idénticos, y donde la alfabetización tecnológica debe ir más allá del puro uso de unas herramientas hardware y sorftware para centrarse en asentar competencias de lectura, escritura y comprensión en entornos donde prevalece cada vez más la información icónica sobre la textual.

Pero de nada nos sirve, para generar cambios sociales positivos, el acceder a la información con el uso de las más avanzadas tecnologías, si el ciudadano no cuenta con una verdadera cultura informacional. Una cultura asentada en hábitos, que en mi opinión deberían inculcarse desde los primeros años de la educación reglada, de búsqueda efectiva-selectiva-restrictiva entre fuentes y unidades de información diversas (no sólo existe Google en el mundo de la información), análisis y reflexión de dicha información para evitar el fenómeno actual de prestar atención a todo y no quedarnos con nada, y finalmente una cultura donde el compartir siempre genera más conocimiento y riqueza a todos aquellos que participan en la actividad.

Como deducimos, todo acto de cambio a nivel ciudadano implica siempre una acción individual de procesamiento de información que se realiza a nivel cerebral, y que desde la Fundación Ciencias de la Documentación hemos denominado NEUROINFORMACIÁN, que en síntesis no es otra cosa que un paralelismo entre el proceso documental tradicional y el proceso cognitivo mental neurocientífico, centrado este último en las sensaciones y la percepción como partes de la adquisición de la información; la atención y concentración como parte de la selección informativa; la memoria y sus procesos de fijación y acceso las relacionamos con las partes de almacenamiento; y el olvido y recuperación neuronal con la búsqueda y recuperación de información. Aunque todos los procesos cognitivos son prácticamente idénticos en todos los individuos, sus efectos a una misma información recibida por los órganos sensoriales siempre son distintos, ya que se ven afectados por otros fenómenos como la experiencia vivida o las emociones, lo que hace sumamente complejo determinar las mejores formas y herramientas a utilizar en un cambio ciudadano efectivo.

Como último factor implicado a nivel ciudadano señalamos la difusión que el ciudadano realiza de la información por él procesada después de haberla recibido. Una difusión que para ser completa debe tener en cuenta aspectos tan importantes como la libertad de expresión y comunicación reales – nunca a medias tintas -, y el respeto al derecho de autor, entendiendo en este que el autor es libre de gestionar como él considere más oportuno su propiedad intelectual, que puede regalar o cobrar, siendo él y únicamente él quien tome esa decisión, pero que una vez tomada esté protegido para que se cumpla la misma en un entorno global. Este factor de difusión está estrechamente ligado, igualmente, a que existan soportes y códigos documentales abiertos, que permitan a todos, sin excepción de género y entorno socio-económico, poder difundir su información y conocimiento facilitando su participación en el cambio ciudadano. Que las barreras sean eliminadas, que la documentación no sea una barrera sino un soporte de transmisión.

NIVEL SOCIAL

La información para el cambio ciudadano es más que la suma de las acciones individuales, es la sociedad como protagonista de su propio futuro tomado en decisiones individuales pero bajo normas globales. Así, a nivel social es necesario haber definido el marco legal en el que se mueve la participación ciudadana; un marco democrático que no deje grietas para aquellos que buscan aprovecharse o delinquir bajo este marco, pero que sea lo suficientemente abierto para que todos aquellos que respetan las reglas del juego democrático puedan ser tenidos en cuenta, generando confianza y participación. Normas legales locales siempre asentadas en el respeto a los Derechos Humanos, y que promocionen valores éticos en la sociedad, evitando así aprobar leyes restrictivas que pueden generar sensaciones de un estado paternalista o, peor aún, autoritarista que frena la confianza y la participación. Buscamos y deseamos un humanismo cívico desde una propuesta de filosofía política donde el centro sea el ciudadano y los valores tradicionales de respeto y convivencia.

Un nivel social donde es necesario que trabajemos en nuevas campañas de concienciación, bien a nivel político – destacando a los representantes el valor que la información, y las unidades de información, tienen en la construcción de estados más avanzados y justos, donde un “ciudadano informado nunca es un ciudadano peligroso, sino que realmente el ciudadano peligroso es el ciudadano desinformado” -, bien concienciando a la ciudadanía de su importante papel más allá de una convocatoria a las urnas cada cierto número de años, donde los términos participación ciudadana y democracia electrónica son sinónimos de nuevas formas de hacer política y de actuar como ciudadanos, con horizontes más amplios que aquellos marcados por la administración electrónica entendida sólo como simple uso de tecnologías de comunicación con la administración pública.

NIVEL PROFESIONAL

Hasta ahora nos hemos referido a un nivel bidireccional de comunicación directa entre el ciudadano y la sociedad en el proceso de transmisión informacional. Esta comunicación – insisto directa – suele estar afectada por problemas intrínsecos a toda gestión de la información como por ejemplo el exceso de información, la calidad de la misma, deficiencias a la hora de plantear las necesidades de información, o desconocimiento del manejo-existencia de herramientas y fuentes informativas, entre otras muchas. Por todo ello, a la hora de plantear un proceso de cambio ciudadano es imprescindibles contar con un nivel profesional formado por expertos en el uso de la documentación como soporte de la información bajo cualquier formato, que actúen como intermediarios entre la sociedad y el individuo en aquella información realmente sensible-importante, o simplemente necesaria por cultura social – que de ninguna manera deba estar expuesta a posibles modificaciones o alineamientos partidistas.

Archivos, bibliotecas o centros de documentación – junto con sus profesionales – juegan en entornos públicos y privados un papel vital en la construcción de una identidad social positiva y de cambio humanista con refuerzo en las capas más desfavorecidas, al poder ubicarse más fácilmente en las cercanías de sus núcleos de habitat que las costosas tecnologías de última generación. Nivel profesional que conoce los procesos de clasificación y gestión de la documentación y por ende, facilita los procesos de acceso a la información, orientando al ciudadano en la forma de construir mejores modelos cognitivos de provecho personal, y facilitando las vías de difusión y comunicación generadas.

Pero para que todo ello esté libre de toda crítica, es importante que el profesional de la información y la documentación establezca con suma importancia reglas éticas de actuación, sujetos a reprobación ciudadana, donde el servicio a la comunidad esté por encima de intereses partidistas o de demostración profesional de control documental bajo su influencia. Profesionales formados en nuevas tecnologías y en neuroinformación aplicada, que les valga el reconocimiento social y político que la importancia de su trabajo supone en las nuevas sociedades democráticas que la globalización positiva – no bajo principio exclusivamente económicos – busca determinar.

CONCLUSIÁN

Hechos como el ocurrido en Túnez, o ahora en Egipto, están demostrando que la información usada por los ciudadanos es una herramienta que genera cambios sociales, por lo que es importante mejorar su comprensión, así como determinar cuales son los elementos que participan en este proceso y orientarlos para que el cambio sea positivo y de efectos visibles, en especial – y prioritariamente – entre los más desfavorecidos de la sociedad.

Pero como hemos analizado, son muchos los elementos que participan en este cambio ciudadano desde la información, organizados en tres niveles claramente diferenciados (nivel ciudadano, nivel social, y nivel profesional), que están sujetos tanto a influencias objetivas como subjetivas, que permiten multitud de variaciones ante un mismo tipo de información y conocimiento, por lo que los retos de los profesionales de la información pasan ahora por dar uniformidad al proceso de cambio ciudadano en base a normas y principios documentales ya contrastados, junto con campañas de concienciación política y social del valor de este trabajo generador de un sociedad del conocimiento.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.