EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
La integración de la mujer en todos los ordenes de la vida, social, empresarial, política y militar no estará definitivamente lograda mientras los medios de comunicación sigan resaltando y dando como novedosos hechos que tienen como protagonista a una mujer.
En octubre de 2005 los medios de comunicación resaltaban el nombramiento de la teniente de navío Esther Yáñez para estar al mando de un buque de guerra. En julio de 2007 los medios informativos destacaban el caso de Rosa María García-Malea, como la primera mujer que iba a pilotar el avión de combate F-18. En abril del presente año la noticia no era que le ministra de Defensa, Carme Chacón, viajaba a aquellos países en conflicto donde hay destacadas tropas españolas, no, la noticia era que a la ministra la acompañaban un equipo médico de especialistas en partos por el estado de gestación en que esta se hallaba. Y por último, la noticia más reciente no era que Rosa María Yubero, recibía de manos del Rey el despacho de sargento de la nueva promoción de suboficiales del Cuerpo General de Armas y de Especialistas de la Academia del Ejército de Tierra de Talarn (Lleida), no, la noticia era que en dicha ceremonia Rosa María Yubero, lucía un uniforme de sargento, de premamá.
Mientras hechos como estos reciban un tratamiento informativo basado más en la novedad o en lo anecdótico que en lo normal, serán el indicador de que la igualdad entre mujeres y hombres no está todo lo cerca que muchos creemos y deseamos. La mujer no tiene por que demostrar, día a día y paso a paso como una sociedad injusta le exige, su valía intelectual, su valor y su coraje para enfrentarse a cualquier circunstancia, por dura que esta sea, a lo largo de su vida. Todo eso la mujer lo tiene más que demostrado. Lo lamentable es que aún haya casos, muchos casos, en que se las obliga a demostrarlo y eso no es justo.