Emiliano Bruner, investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), acaba de publicar en la revista Intelligence un artículo que cuantifica la influencia de la geometría cerebral en las capacidades cognitivas. Se trata de una información relevante para comprender la biología de nuestro sistema nervioso y cognitivo.
Emiliano Bruner, responsable del Grupo de Paleoneurobiología de Homínidos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana ha presentado esta mañana durante una rueda de prensa celebrada en las instalaciones del CENIEH, el primer estudio que se ha realizado en el mundo para tratar de cuantificar la influencia de la geometría cerebral en las capacidades cognitivas.
“Midsagittal brain shape correlation with intelligence and cognitive performance” es el título del artículo que recoge este trabajo recién publicado en Intelligence, revista de alto impacto en el sector de los estudios cognitivos. La forma cerebral podría tener cierta relación con las capacidades cognitivas, en función del desarrollo relativo de las componentes cerebrales o de los patrones de conectividad que ponen en comunicación las diferentes áreas del encéfalo.
Existen evidencias de ciertas correlaciones entre las capacidades cognitivas y el tamaño de las áreas cerebrales, pero como ha explicado Bruner “a pesar de muchas hipótesis sobre la posible relación entre cognición y forma del cerebro, todavía no se había intentado cuantificar la medida en la que la geometría cerebral influye en dichas capacidades”.
En este trabajo, se ha contado con un centenar de individuos adultos para investigar la correlación entre variación de la forma cerebral (a través de análisis de imagen, resonancia magnética, y modelos geométricos), y las respuestas a test psicométricos comúnmente utilizados en Psicología y Neuropsiquiatría, a fin de evaluar capacidades cognitivas (lingÁ¼ísticas, espaciales, la solución de problemas, etc.). La mayoría de las componentes cognitivas, tales como inteligencia general, memoria de trabajo y atención no han revelado – por lo menos en este estudio – correlaciones con la forma cerebral.
Pero, en cambio, la velocidad mental, medida en diferentes tipos de actividades, ha evidenciado una pequeña influencia de la forma encefálica. Conforme a los resultados obtenidos, la correlación es muy baja (2-3%), y descarta por completo que a nivel individual la forma cerebral pueda determinar la velocidad mental de una persona. “Pero a nivel de populación estos datos sugieren que hay algo que enlaza la velocidad de comunicación neural con la forma del cerebro”, señala Bruner.
Según este investigador italiano, se trata de una información increíblemente relevante para comprender un poco más la biología de nuestro sistema nervioso y cognitivo, que además puede ofrecer interesantes perspectivas en Evolución Humana y Paleoneurología.”De hecho, si al considerar la escasa variabilidad de la forma cerebral en nuestra propia especie, ya podemos reconocer una relación entre geometría del cerebro y capacidades cognitivas, puede ser que al tener en cuenta la variabilidad mucho más amplia de los Homínidos, incluso los extintos, esta componente sea mucho más relevante”, concluye Bruner.
Además del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, en este estudio han participado el Centro UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos y la Universidad Autónoma de Madrid.
Fuente: CENIEH