Ciencia

Los homínidos de Atapuerca improvisaban herramientas con huesos

Hace 350.000 años, algún grupo de homínidos que pasó por Gran Dolina, en el yacimiento burgalés de Atapuerca, debió pensar que, para el tiempo que iban a pasar en la cueva, era mejor utilizar como herramientas los huesos de los bóvidos que acababan de cazar que salir al exterior en busca de piedras para ese propósito.

Hubo homínidos en Atapuerca con gran capacidad de improvisación. «Existe un debate científico respecto a si esos homínidos realizaban diferentes acciones por repetición, pero el hallazgo de herramientas creadas con huesos en Gran Dolina muestra que había individuos capaces de resolver problemas con rapidez», explica Jordi Rosell, investigador del grupo del Iphes (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social) que ha investigado una serie de huesos tallados encontrados en el nivel 10 del yacimiento y cuyos principales resultados se han publicado recientemente en Journal of Human Evolution.

«En este sentido, estos homínidos eran igual que nosotros: una pandilla de vagos», bromea Rosell. La investigación da pie a esta interpretación del comportamiento de estos homínidos, pertenecientes a la especie Homo heidelbergensis. También permite probar que Gran Dolina sirvió para diferentes usos. «Estas herramientas de huesos se emplearon para actividades muy expeditivas, lo que permite creer que la sucesión de campamentos que allí se así se podrían encontrar no eran continuos, no formaban un paquete exclusivo, sino que había grupos que iban y venían», explica a DiCYT el científico. Alguno de ellos se resguardó en un momento dado en la cueva y, para manejar la carne cazada, empleó los huesos en vez de piedras del exterior. Pudieron hacerlo, interpreta Rosell, para conservar sus propias herramientas de piedra.

Por la cantidad de restos líticos en el nivel 10, más de 20.000, se había considerado que el yacimiento había sido un importante campamento para diferentes grupos de Homo heidelbergensis. El estudio del Iphes demuestra que ese nivel también se usó para actividades muy puntales, por lo que el espacio tuvo una diversidad de utilizaciones más compleja de la que se creía hasta ahora. El instituto de Paleoecología humana considera que esta circunstancia avala la complejidad de aquellas sociedades prehistóricas.

Una práctica poco habitual

No es habitual el uso de herramientas de hueso, pero se han encontrado ejemplos en otros yacimientos contemporáneos. En el de Castel di Guido, en el centro de Italia cerca de Roma, se han encontrado bifaces hechos con huesos de elefantes de la cultura achelense, «pero allí no había posibilidades de encontrar piedras apropiadas para fabricar herramientas». Gran Dolina tiene tanto materiales líticos en su interior como en sus alrededores, pero estos homínidos prefirieron emplear fragmentos óseos de bóvidos. Las incisiones observadas en los huesos al microscopio demostraron que la morfología de estas señales era similar a las que se observan en las piezas líticas. «Entendemos que el hueso se utilizaría de forma alternativa a la piedra y de forma puntual».

Entre las piezas de hueso localizadas en Atapuerca sobresale un retocador, destaca el Iphes, que servía de apoyo para presionar sobre el borde de las lascas de sílex y producir muescas de manera controlada. Simplificaba, en resumen, la producción de herramientas más elaboradas, como las raederas. Las raederas, explica Rosell, son piezas de uso diverso con un tamaño medio de entre 4 y 6 centímetros que, talladas, hacían los usos de un cuchillo. Este objeto fue utilizado posteriormente por los neandertales, 20.000 años más tarde, lo que lo convierte en uno de los más antiguos del mundo. También se ha encontrado una colección de huesos retocados como si fuera sílex, aunque se desconoce su uso.

Los investigadores pretenden ahora aprovechar la inminente apertura de actividades en Atapuerca para conocer más datos de los modos de vida de este colectivo de homínidos. «Siempre habíamos defendido que en el nivel 10 de Gran Dolina se habían instalado los grandes campamentos, pero claro, el nivel tiene tantos años de formación, más de 10.000, que en ese tiempo pueden haber pasado mil cosas», resume Rosell.

Fuente: DICYT

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.