Todo lo que se puede decir del Presidente del Gobierno español, es que tiene muy poco o ninguna capacidad de análisis político, Cada vez que pronuncia la palabra “Es el mejor candidatos” la persona señalada, sufre un varapalo electoral, le pasa con los de su Partido y también con los extranjeros. Pero bueno, vamos a lo que vamos. ZP ha tenido que recurrir a lo que siempre ha criticado “el dedazo” para designar su sucesor; El Sr. Rubalcaba, es un buen fajador en los debates políticos, cada uno de los Ministerios que ha llevado lo ha hecho bien, es un hombre de Partido que lleva muchos años en la brecha y por tanto sabe dónde y cómo debe actuar, pero, eso en estos momentos no da los votos necesarios para ganar unas elecciones generales. De hecho ya se oyen voces que la ejecutiva Federal del PSOE tiene asumida su derrota en los próximos comicios.
Sí eso es así y con cientos de miles de personas en las calles pidiendo una reforma política, adoptar semejantes decisiones es el equivalente a hacerle el ara-kiri a su Partido, simplemente porque a pesar de que Rubarcaba haya sido nombrado Candidato, ZP quiere seguir como secretario general hasta las elecciones, lo que supone que el único impedimento para hacer un Congreso y nombrar un nuevo secretario/a general es el de evitar cambiar una ejecutiva que ha demostrado su incapacidad política para abordar los problemas del país, y poner otra con más ilusión y mayores bríos que le exigiera al cuanto menos un giro a la izquierda como corresponde a un Partido que se define socialista.
Estas medidas no arreglan nada, a menos que Rubarcaba exija una remodelación del ejecutivo mandando a su casa por lo menos la mitad de los Ministros/as que están muy lejos del aprobado por los ciudadanos/as españoles y se aborden los problemas de la calle, como corresponde a un Partido en el poder, hablando con quien corresponda e iniciando una reforma electoral que le dé sentido ético a la política y los políticos, con Leyes de incompatibilidades que prohíban ejercer varios cargos a la vez con los consiguientes sueldo en un país abrumado por el paro.