Sociopolítica

El suicidio y el suicida

 

            Hay que decir primero que grandes sabios antiguos y modernos, consideraron el suicidio como “el peor de los crímenes que puede cometer el hombre”; puesto que la vida es un don de Dios (si bien aquellos hablaban de dioses, pero significaban a Uno sobre todos los demás y al que todos debían obediencia) y sólo Á‰l, se reserva la potestad de dar o quitar la vida. De ahí el rechazo de cada vez más personas a “la pena de muerte”.

 

            Aseveraban en sus enseñanzas, sobre todo los estoicos; que debemos hacer y hacer bien, lo que depende de nosotros; puesto que lo que viene del Cielo (o los dioses) sólo hay que ponerle la espalda, doblar la cerviz y aguantar lo que venga, puesto que La Deidad, nunca envía “peso que no pueda ser aguantado” y además; todo cuanto de tal procedencia recibimos, es  enviado para una perfección y no para una perdición.

            Bien es cierto que hoy, y precisamente en el seno de la sociedad más opulenta que el hombre ha logrado a lo largo de su dilatada historia, los suicidios son abundantes, tanto en Europa (preocupantemente abundantes incluso en la civilizada Francia) como en el extremo oriente y donde en Japón, ya es que alguna juventud, hastiada de todo… se llegan a poner de acuerdo para suicidarse en grupo. También en los EE.UU. abunda ello y sobre todo en su Ejército, están muy preocupados por los abundantes suicidios en el mismo; aunque generalizando; es que en todo el mundo rico son ya demasiado abundantes, cosa que cuesta creer si no fuese una realidad, que si bien no se publica por miedo, pero que existe y a la que hay que enfrentarse como un hecho que es.

            Es por lo que (quizá) el denominado Tribunal Europeo tiene legislado lo que sigue: “El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, admite el “derecho” al suicidio: El tribunal se basa en el artículo 8 del Convenio Europeo que reconoce que la elección de un demandante de cómo acabar con su vida pertenece al ámbito de su vida privada. Sólo es necesario que el suicida sea capaz de tomar la decisión y de llevar a cabo la acción”.

            Es curioso que en los diez mandamientos de las tablas de Moisés; sólo figure el “No matarás”, pero bien entendido, este mandamiento abarca hasta el no matar a la propia vida y quizá por ello no fue añadido al “no matarás”, el “no te suicidarás o matarás a ti mismo”.

 

            “La vida, aún triste, merece ser vivida”, decía Rabindranat Tagore,  porque la vida es un regalo para agradecer y disfrutar.  Cada vez que te niegas a recordar esto, tu felicidad disminuye y  tu calidad de vida se resiente.

                Y aunque quizá más de una vez y en situaciones trágicas, muchos más de los que podamos imaginar… “pensaron en dar ese fatal paso” (que luego y afortunadamente no dieron); pero la mayoría de ellos, luego repensaron el asunto y decidieron seguir con la vida y las cargas que con ella nos han llegado… generalmente al nacer un nuevo día, él nos trae nuevas esperanzas y nuevas visiones más agradables o conformables, con situaciones trágicas vividas sólo horas antes y suelen desaparecer las tensiones. De ahí el viejo consejo de que antes de obrar… “consultar con la almohada”.

            Me permito aconsejar dos tipos de meditaciones que suelen hacernos ver muchas cosas que en el tráfago de la vida, muchas veces atrozmente vivida en la vorágine de las prisas y las “necesidades vicio”, que agobian a muchos en esta absurda sociedad consumista que hay que tratar de frenar y remodelar… nos atormente y por ello no vemos, salidas airosas que siempre las hay; lo que aconsejo es lo siguiente.

            Es simplemente ir (solo) a buscar un lugar en el campo y donde rodeados de la naturaleza y sus ruidos naturales, sepamos desde una o dos horas antes, esperar a que llegue el amanecer o el anochecer. Si en el primero miramos con paciencia al lugar por donde aparecerá el Sol y se nos muestra con todo su esplendor… y en el segundo miramos al lugar por donde se pone desde que empieza a caer la tarde hasta que llega la noche; logrando (en mayoría de ocasiones) un relajamiento del cuerpo y la serenidad del alma, notaremos como en nuestro ser van entrando efluvios y fuerzas desconocidas pero que nos revitalizarán enormemente… no hay que pronunciar ninguna oración prefijada; hay que dejar que el alma se manifieste pidiendo con serenidad lo que se cree necesitar… incluso si surge, no es malo derramar algunas lágrimas… al contrario; es en la enormidad de la pequeñez de cada ser y en esos momentos, es donde puede uno encontrar significados que nada ni nadie, puede transmitirle a uno “en los idiomas conocidos”; y lo digo, por cuanto lo he experimentado más de una vez… “y las tormentas pasaron”; también se puede practicar en esas largas madrugadas y cuando el sueño se va y no quiere volver; en el recogimiento del propio lecho… “convertido en altar íntimo y donde se cuenta uno todo, todo, todo y sin temor alguno a nada”… ¿Acaso somos responsables de nuestro propio existir? No… por tanto no nos exijamos mucho más de lo que creamos es suficiente… y por descontado, lo de quitarse la vida… es el absurdo en su grado máximo.

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen.ciudad.org (allí más)

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.