El último resquicio de “bravo pueblo” creía lo habíamos tenido en esa protesta multitudinaria que casi tumba el gobierno de Carlos Andrés Pérez, aquel llamado Caracazo. Hubo muertos, muchos y en este momento, propicio para habladera de los asesinos intelectuales de llaguno (11.04.2002, orden de aplicar el “plan república” contra el pueblo desarmado del propio presidente de la república bolivariana de Venezuela, escondido cobardemente tras el muy macho mote de “tiburón 1”), dice buscar entre las ruinas quienes son los culpables.
Ahora y después que se le fue el yoyo de la senilidad a Fidel, sabemos quién y quienes son los verdaderos criminales y de quien las armas utilizadas. Ahora sabemos fueron pagadas por Cuba y que la preparación fue todo un ardid comunista para poner la zancadilla a la democracia venezolana, esa maltrecha democracia de aquel entonces.
En aquel momento, muchos de los que ahora levantan sus voces defendiendo la perdida democracia, cual defendieran la virginidad de sus primogénitas, le serrucharon las patas al gobierno de CAP quitándole el piso político que tanto necesitaba, y todo por la ambición de sentarse en la silla de máxima regencia del país.
Mucha agua pasó bajo ese puente; ahora sólo pasa lodo. Chávez se convirtió en presidente de un régimen criminal, narcodependiente y cruelmente terrorista, que abandera la ideología del deshonor, la indignidad y la corrupción.
Lleva 12 años amparado por los dineros que le fueran confiados y que roba para su propio beneficio y el de sus secuaces de dentro y fuera del territorio.
Su imagen, realzada a base de multimillonarias inversiones, está de capa caída. Es el presidente del país del “No Hay”, no hay seguridad, no hay justicia, no hay ética, no hay moral, no hay educación, no hay salud, no hay comida, no hay luz, no hay agua, no hay casas, no hay decencia, no hay inversiones, no hay calidad de vida, no hay trabajo, no hay futuro promisor, no hay vida, no hay.
Desapareció durante un tiempo, estrategia tejida con hilo fino en Cuba, dícese enfermo de toda enfermedad, de los suyos hablan del “derecho a enfermarse y curarse”, otros que la oposición lo quiere enfermo y débil; más que su mal esta “encapsulado”.
Ya lo dije, ni aun viendo la herida supurante y sanguinolenta, yo no lo creo. Muchos millones más nos está costando este cambio de imagen de cara a las próximas elecciones del 2012.
Ante la posible pérdida del maná áureo que le llena los bolsillos a los jerarcas cubanos, la orden fue “si no puedes dar lo que hasta ahora has prometido, entonces comienza a dar lástima”.