Economía

La crisis fomenta el amor (Disminución del número de divorcios con la crisis económica)

El amor es un sentimiento volátil y caprichoso, no entiende de lógica ni de argumentación, se presenta cuando uno menos se lo espera y se desvanece cuando uno menos lo desea, provoca actos contrarios a la razón y palabras que luego se lleva el viento.

Al menos cuando no estamos en época de crisis económica, como la actual, porque, entonces, el amor se instrumentaliza y se adecúa al presupuesto familiar para dar así enjundia al contrato que, hasta este momento, carecía de otro valor más que el de la tinta con la que se firmó.

No soy original al tratar este tema, lo sé y lo asumo, pero aprovecho que mi mente se encuentra hoy obtusa para analizar una situación que explica, en gran medida, el grado de gravedad de la crisis económica actual.

Los matrimonios no suelen romperse de manera pacífica, salvo honrosas excepciones, sino que derivan en odios alimentados de frustraciones alargadas en el tiempo que degeneran en un punto álgido en el que todo acaba por romperse.

Entonces, en ese punto, ambos cónyuges deciden tomar caminos divergentes, cada uno por su lado, y optan por no volverse a ver jamás. Sin embargo, en la situación actual, muchos matrimonios que se encuentran en ese punto se ven condenados a seguir conviviendo en el mismo hogar que ha sido testido de la degradación de su relación.

Una condena que viene propiciada por la incapacidad de vender la casa que comparten, y la imposibilidad de hacer frente a una nueva inversión en solitario, sin olvidar, por su puesto, las costas legales que un proceso de divorcio genera.

Por tanto, se terminó aquello de ‘hasta que la muerte nos separe’, en favor de ‘hasta que la crisis nos deje divorciarnos’.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.