Supongo que soy de los pocos que en este mundo consumista; aún no ha comprado un teléfono móvil (celular le denominan en otras partes) y al que yo denomino “telefonín”; por cuanto me asombra la enorme invasión que ha logrado en muy poco tiempo, este nuevo juguete consumista; y ya para la mayoría de mortales, pareciera que se lo han agregado, como “la quinta extremidad”, puesto que lo llevan adherido al cuerpo como si fuera esa quinta extremidad, que sólo tienen los animales que tienen rabo… “aunque algo de ello ya nos queda a nosotros en el esqueleto y al final de la espina dorsal”. Comprensible ese apéndice, para el que de verdad lo necesita para su trabajo y le es vital para ello… ¿Pero la mayoría de la masa lo necesita para ello?
Y no lo he comprado (ni lo quiero ni regalado) por cuanto para una necesidad extrema, en que lo necesitara; seguro estoy que cerca de mí habrá siempre alguno, aparte de que mi esposa sí que lo lleva, cuando vamos de viaje… generalmente lo emplea (sabiamente) para recibir llamadas; o para alguna emergencia que pudiera surgir en viaje; en casa con el fijo que tenemos, nos basta y nos sobra y también lo empleamos con sumo cuidado; el teléfono es un útil, no un juguete o un vicio, que como tales resultan muy caros de mantener… y algunos pagan ya mucho más por el uso del teléfono, que por la electricidad que consumen, cosa ilógica por demás.
Pero aparte del gasto o carga económica que representa para el bolsillo, hay que ir teniendo en cuenta, lo que ya se publica sobre lo nocivo que resulta el abuso del “telefonín”; también de otros de los inventos electrónicos y que nos han colocado como útiles ineludibles, pero de los que igualmente no hay que abusar; así es que cuidado también con el excesivo uso de ellos y en especial del ordenador; el que mucho antes de que los investigadores, reconocieran que creaba adicción y que por tanto ello era una enfermedad más y como tal muy perjudicial… yo ya y en mi libro “España aquí y ahora”, publicado en 1984 y 1985, ya significaba aquello como… “Ordenadomanía”, por la invasión que ya sufrían los países más modernos y ricos por aquel entonces… “hoy es que tienen ordenador hasta los mandriles en las sabanas”. Y si pudieran los que los fabrican y han logrado sobre ello, las más grandes fortunas acumuladas sobre la actual faz del planeta que habitamos… “a las preñadas, les incrustarían uno en la placenta, para que el nuevo nacido, ya viniera con adicción al aparato”.
¿Pero qué está ocurriendo con tal invasión? Cuando esto escribo, acabo de leer un muy amplio reportaje, publicado en la revista “XLSEMANAL” y en la que con todo detalle, nos previene de que hay que ir tocando con cuidado, muchos de los artilugios que tenemos ya como si de verdad, fuesen “el pan nuestro de cada día”; y lo mismo que el pan lo comemos en lo que necesariamente precisamos, hay que irse acostumbrando a saber el qué y el porqué de los peligros del uso abusivo de muchos artilugios que ya demuestran ser bastante peligrosos para la salud… “física y mental”.
“En Francia, obligan a todos los fabricantes a fabricar y comercializar los móviles con manos libres” (aconsejan no acercárselos mucho al cráneo); han prohibido el uso en las escuelas; y la publicidad dirigida a menores de doce años; haciendo publicidad estatal orientando para que no compren “telefonines” a los niños, por los daños que pueden recibir por las ondas electromagnéticas que emiten. En Austria ya recomiendan usarlos sólo para necesidades urgentes, apagarlos por la noche, alejarlos de la cabeza durante la conexión, recomiendan igualmente que los niños no los usen, etc.. En Alemania recomiendan no usarlos en espacios cerrados y en condiciones de baja cobertura, advirtiendo de la posible nocividad de estos aparatos”.
Se advierten muchas otras cosas peligrosas, entre ellas el no acercarse mucho al cráneo, el secador de pelo, el que a tres centímetros de distancia, puede emitir un campo electromagnético veinte veces mayor de lo recomendado. Pero mejor, busquen el reportaje que arriba se indica y que debe encontrarse en la red y lean los interesados, sobre lo mucho que allí se dice… y si bien, no podemos eludirlo todo, pero sí, al menos, estar prevenidos y prevenirnos de todo lo que podamos.
La realidad y “por lo que sea” (donde no me cabe duda también deben entrar los intereses de los fabricantes de medicinas) es que cada vez se habla de mayor cantidad, de enfermedades “nuevas”; y las que de alguna manera, es deducible puedan ser provocadas por tantas cosas nuevas o novísimas, que nos van colocando en uso diario y sin que nadie investigara la parte negativa o muy perjudicial de las mismas.
Quizá nos estén convirtiendo ya en… “el homo artificialis” y con ello irá desapareciendo lo de “homo sapiens-sapiens”; si es que de verdad se llegó a ello… alguna vez, incluido el tan avanzadísimo presente.