Varias comunidades españolas, pero principalmente la Comunidad Valenciana, han mantenido durante los últimos quince años las primeras páginas de la prensa con sucesos que han llevado a los españoles a pensar que los políticos no merecen nuestra confianza. Es increíble que en semejante estado de cosas, con solo poner un parche, cambiando un Presidente por otro y con un ¡aquí no ha pasado nada!
Todo el mundo parece olvidarse de los grandes eventos, con perilla, bigote, chaqué y corbata, que facturaban miles de millones. Sí que ha pasado y ¡mucho! Todos esos miles de millones de los contribuyentes han servido para enriquecer a personas y partidos, en vez de para darnos a los ciudadanos y ciudadanas los servicios públicos que hemos estado pagando.
Nadie parece darse cuenta que nuestros hijos van a escuelas-barracones alquilados; que la Sanidad está privatizando sus servicios y, por lo tanto, haciéndola rentable para quienes la gestionan y creando mayores carencias para los usuarios.
Nadie ve las manifestaciones de los abogados de oficio, porque no les pagan sus honorarios, para que puedan asegurarnos el acceso a una Justicia gratuita.
Pero han pasado cosas mucho más graves. Podemos observar en los Parlamentos regionales y autonómicos a alcaldes colocados para ser aforados, y que la justicia que les investiga por casos muy graves de corrupción se dilate en el tiempo y, si es posible, prescriba, y otra vez ¡aquí no ha pasado nada!
Parece que nos hemos olvidado de que el Fiscal Anticorrupción dice cada día que hay fuertes indicios para poder imputar al tesorero del PP por blanqueo de capitales, y de que su misma esposa escribe en una entrevista qué cantidad de loteros merodeaban por la puerta de su casa.
No hay un solo día en el que al abrir la prensa encontremos la enorme deuda de la Generalitat Valenciana, gobernada desde el 1995 por quienes ahora pretenden salvar a España… Ya en aquellos momentos, la corrupción: ¡No pasa nada!
Durante la investigación del «caso Naseiro«, Zaplana fue grabado en una comprometedora conversación telefónica con Salvador Palop, aunque la defensa logró la nulidad de la escucha.
Llevamos arrastrando en esta comunidad la más vergonzosa actuación política de todos los tiempos y… ¡aquí no pasa nada!