Un informe de la OCDE advierte de que, a finales de 2012, los países del G-20 (los más industrializados) tendrán más de 40 millones de parados. En España, 270.000 familias han perdido su vivienda desde finales de 2008 por desahucios hipotecarios. Solo en el primer trimestre de 2012, 16.000 familias se quedaron sin casa. Hasta un millón de familias más pueden entrar en la vorágine del procedimiento legal, desahucio y a la calle.
El cierre de hospitales, supresión de urgencias médicas, tardanzas inacabables para pruebas diagnósticas, suspensión de intervenciones quirúrgicas, rebaja de sueldos de médicos y enfermería son noticias muy frecuentes en Europa.
En Italia, Reino Unido, Francia… se recorta considerablemente el número de profesores de enseñanza pública así como los fondos para la universidad, mientras se aumentan exageradamente las tasas universitarias. Tras la rebaja de costes, se busca desarbolar la enseñanza pública, especialmente la universitaria, para hacer desaparecer la educación independiente y crítica, sustituyéndola por otra patriotera, acrítica y conformista. Como denuncia Josep Fontana, “hay motivos para temer que aprovechan la crisis para una contrarreforma de la educación en la que sólo sea gratuita una enseñanza elemental para formar peonaje, mientras la formación superior se reserva a quienes puedan costear tasas elevadas”.
Stiglitz insiste que también “se pretende debilitar las protecciones sociales, reducir la progresividad de los impuestos y disminuir el papel del Gobierno mientras se dejan determinados intereses tan poco afectados como sea posible”. Los de la banca, por ejemplo.
Y Juan Torres recuerda que los resultados de una auditoria en la Reserva Federal (banco central de Estados Unidos), hecha por el Government Accountability Office, desvela que entre 2007 y 2010, la Reserva Federal concedió préstamos secretos a grandes empresas y entidades financieras por valor de 16 billones de dólares, al 0,25% de interés (prácticamente regalados), mientras esos mismos bancos prestaban dinero a países como Grecia al 7%. Muchas empresas y bancos que recibieron tan monumental regalo fueron las que provocaron la crisis de las hipotecas basura (Goldman Sachs, Citibank, JP Morgan Chase, Morgan Stanley, Merrill Lynch, Bank of America, Bear Stearns, Pacific Management Investment Co. (PIMCO), Royal Bank of Canada, Toronto-Dominion Bank, Scotiabank, Barclays Capital, Bank of Scotland, Deutsche Bank, Credit Suisse, BNP Paribas, Societe Generale, UBS, Dexia, Bayerische Landesbank, Dresdner Bank, Santander, BBVA, Commerzbank…).Recibieron graciosamente una cantidad obscenamente multimillonaria que les permitió tapar los agujeros de sus errores y especulaciones y les proporcionaron recursos gratis para hacer un gran negocio comprando deuda de los estados, a los que ahora chantajean. Billones de dólares gratis mientras se negaban créditos a las empresas que crean empleo y a los ciudadanos consumidores.
Andrew Levine ha explicado que “el progreso hacia la igualdad (iniciado tras la segunda guerra mundial) ha quedado totalmente suspendido y el nivel de una vida digna ha disminuido. Los beneficios crecen y los ricos se hacen más ricos mientras los salarios permanecen congelados y aumentan paro y pobreza”.
Lo que nos lleva a concluir con Gerardo Pisarello que, “desde hace dos siglos, cuando se violan derechos, y las vías institucionales para reclamar esos derechos están bloqueadas, la resistencia civil es la última garantía contra la arbitrariedad del poder y la degradación de la democracia”. Resistencia civil, desobediencia civil.
La arbitrariedad y poca vergÁ¼neza de los gobiernos europeos, que agreden sistemáticamente los derechos de la ciudadanía, nos muestran a quién sirven de verdad. La respuesta a la crisis ha borrado la legitimidad de muchas estructuras gubernamentales en las economías capitalistas, según Alejandro Nadal; el colapso económico y social como única respuesta, remacha Nadal, ha devenido crisis de legitimidad política de los gobiernos, que han dado cantidades astronómicas de recursos públicos para rescatar a los bancos y otros agentes privados que provocaron la crisis y ahora pasan la factura a la ciudadanía.
¿Se puede considerar legítimos esos gobiernos?
Por supuesto que no. El respeto y promoción de los derechos de las personas son la base y esencia de toda legalidad democrática y esos derechos son pisoteados diariamente por los gobiernos. Y la legitimidad es la capacidad y derecho para ejercer una labor o función. Esa capacidad y derecho han sido dilapidados por los gobiernos europeos al ponerse al servicio de esa minoría que es el poder financiero. La democracia va mucho más allá del acto electoral. La legitimidad de un gobierno arranca de la elección democrática, pero solo se mantiene con la fidelidad al programa propuesto y con el servicio indiscutible a la ciudadanía. O se pierde legitimidad.
Xavier Caño Tamayo
Periodista y escritor