Ya ni el diario oficial de RbCb – manía de siglas tienen, oiga – le da dos telediarios. Su efecto es negativo. Quién lo iba a decir…
Parece pues, y cada domingo con más fuerza, que el Sr. Rajoy, Mariano el Impasible, será muy probablemente, y con mayoría absoluta, el nuevo presidente de esta nuestra piel de toro. Y tiene mucha tela que cortar. Muchísima.
Heredará un país hecho jirones, destartalado, mal dimensionado y tremendamente deprimido. Sin moral. Deberá meter la tijera, aquí y allá, recortando, cosiendo, desmadejando y empequeñeciendo un Estado del Bienestar (o Bienestar del Estado, hilando más fino) que se nos antoja ya a casi todos un mamut herido, al borde de la extinción.
Estoy convencido que algo, mucho, de tijera y de cuchillo jamonero habrá. Ya lo ha hecho en algunas autonomías, el nuevo/la nueva de turno. Pero se quedará corto. En mi tierra, Valencia, ya mandaban ellos, y nadie dice que hay facturas en los cajones y telarañas en las cajas, porque ellos mismos fueron los que se comieron hasta el último grano de arroz de la paella. Y las facturas ahí siguen, junto con las telarañas. Se quedará corto, seguro. Porque ningún mandamás de un partido de la España actual será capaz de cercenarse los brazos y las piernas, entendiendo por tales los miles y miles de paniaguados con carné que pululan por las consejerías, ayuntamientos y empresas públicas. La modificación de la ley electoral, con nocturnidad y alevosía, callando a la prensa y aprobada al alimón por PPSOE y CiU, es otra muestra.
El saneamiento de España, pasa por dejar en la calle a un montón de gente más. Por acabar de cortar los miembros gangrenados, aunque duela. Por dar un paso en favor de la libertad, y no dejarse seducir por la indignación, que pide más Estado, cuando el Estado, este Estado, es absolutamente insostenible. El saneamiento de España, el de verdad, pasa por una educación basada en el espíritu crítico, en la que el profesor enseñe al alumno que dos más dos son cuatro y que inmediatamente después le anime a cuestionarselo, a criticarlo y a comprobarlo por su cuenta. Un país sano, pasa por un desmantelamiento del sistema de subsidio. Por un solo contrato laboral, mercantil a ser posible. Por un Estado cada vez más pequeño, y cada vez más eficiente en su servicio al ciudadano.
Una Estado Español sano, necesitaría amputarse por propia voluntad, muchos sobrantes innecesarios, pero eso duele. Y sangra. Autodestruirse es antinatural. Por eso soy pesimista. D. Mariano, el Impasible, se quedará corto. Seguro.