Los refranes y las frases hechas son el burladero de los imbéciles. ¿Quién puso en circulación la patraña de que no hay mejor noticia que la ausencia de noticias? Crisis es sinónimo de cambio en una situación crucial. Puede ser éste para peor, pero también puede serlo para mejor. Yo tuve, de niño, una terrible pulmonía que se curó de repente cuando la enfermedad, una noche, hizo crisis. Desde entonces me siento en éstas como el pez en el agua. ¡Atiza! Acabo de emplear una frase hecha. ¿Seré un imbécil? Es posible, pero eso sólo sería una mala noticia para mí. Conviene que distingamos entre el bien individual y el bien común. No siempre coinciden, aunque a menudo, por suerte para la democracia, pues ésa es su última ratio, lo hagan. La crisis a la que aludo lesiona muchos intereses particulares, pero es beneficiosa en líneas generales. Yo gano ahora bastante menos de lo que ganaba hace unos meses y mis ahorros han sufrido una merma considerable. ¿Eso es malo para la humanidad? No. Lo es sólo para mí. También ha mermado la venta de coches. No cabe mejor noticia para la sociedad, la circulación, el ecosistema, nuestros pulmones y nuestros tímpanos, aunque sea mala, malísima, para quienes los fabrican o viven de ellos. Buena, bonísima noticia es también el parón en el frenesí de quienes estaban convirtiendo el mundo en una bola cubierta de asfalto y adornada por toda suerte de rascacielos, bloques de viviendas, chalés adosados o sin adosar, urbanizaciones, centros comerciales y demás lindezas. Ya era hora de que eso sucediese, por más que sea de lamentar, y yo lo lamento, la situación económica en la que ese frenazo deja a millones de individuos. Individuos, digo. Disminuye el turismo, esa peste. ¡Aleluya! Y en cuanto al consumo, ¡qué voy a decirles! ¡Ojalá se vaya al diablo para siempre! Me escandaliza oír a quienes desde toda clase de tribunas nos explican que para salir de la crisis es preciso volver a consumir. ¡Pero si el consumismo es la madre del cordero de todos los males que nos afligen! Lots of news? Good news, al menos en este caso. Fui hippy. Lo soy aún. Llevo más de cuatro décadas diciendo a quienes no quieren oírlo que sólo si renunciamos al crecimiento económico se salvará el hombre. ¿Desarrollo? No, gracias. No sean egoístas. Piensen en el bien común, lleguen a la conclusión de que no hay mal que por bien no venga (¡vaya! Es un refrán. ¡Si seré imbécil!) y apriétense el cinturón. Serán más felices. Yo ya lo soy.
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Sobre el Autor
Jordi Sierra Marquez
Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.