Una vez más, ha tenido que ser la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Esperanza Aguirre, quien ha tomado la iniciativa de autorizar la libertad de horarios comerciales en su demarcación. Con dicha resolución se propone paliar la lacra del paro, incrementar la cotización a la Seguridad Social y proporcionar un mejor servicio a los ciudadanos, entre otras ventajas.
La citada liberalización unida a la eliminación de las trabas administrativas para abrir negocios, supondrán un hito de gigante, que debería ser extrapolado a las restantes autonomías como un derecho a utilizar por aquellos que voluntariamente lo deseen. La facilitación de los engorrosos trámites para iniciar una actividad empresarial era una necesidad imperiosa. Mal está que la banca no ayude con financiación adecuada a los emprendedores, pero más vergonzoso resulta que sea el aparato de las distintas administraciones (Central, Autonómica y Municipal), las que se encarguen de entorpecer y dilatar la concesión de los permisos de apertura, como ridícula justificación de su existencia y fomento de la corrupción en muchos casos. Auténticamente kafquiano.
A partir de ahora florecerán los liberticidas y agoreros de siempre buscándole dieciocho patas al gato, apelando equivocadamente a las grandes ventajas del comercio tradicional. Hace ya bastantes años, cuando las grandes superficies, tras librar grandes batallas con los sindicatos “mas representativos”, lograron abrir cierto número de domingos y festivos, aparecieron críticas y bulos de todo tipo como por ejemplo aquel que interpretaba que con dichas aperturas, los empleados tendrían que trabajar un día más pero con el mismo sueldo. Nada más ridículo y totalmente falso dado que en ningún caso superarían las cuarenta hora semanales establecidas por Convenio Colectivo. Posteriormente se acudió al “desarraigo” familiar que supondría pero nadie se acordaba, por ejemplo, de los miles de personas que trabajan en hospitales, cuerpos de seguridad, líneas aéreas, ferrocarriles, etc. etc.
En la misma línea, cabe destacar que la Comisión Nacional de la Competencia, se ha manifestado totalmente a favor de la liberalización en toda España de los horarios comerciales y aperturas en domingos y festivos, añadiendo además, el que se puedan realizar campañas de rebajas sin límites a lo largo de todo el año. Dichas medidas evitarán restricciones a la competencia en la distribución minoritaria y han sido defendidas por el actual presidente de la CNC, el socialista Luis Berenguer. La Asociación de Grandes Empresas de Distribución (Anged) se congratula de esta nueva disposición, dado que ha constituido una vieja reivindicación empresarial y de los millones de clientes y turistas que diariamente acuden a las Grandes Superficies. Convendría recordar que una empresa netamente española como es El Corte Ingles, a nivel grupo, mantiene una plantilla superior a los 100.000 colaboradores y que en muchos de sus centros, más del 90” son “fijos”
En contra de la comentada liberalización se han manifestado algunos pequeños comerciantes y autónomos, cuando muchos de ellos, en ciertas zonas (Costa del Sol) y desde tiempo inmemorial, han estado abriendo y cerrando sus establecimientos adecuando los horarios a las necesidades del público consumidor con todo el sentido común. Resultaría ridículo que en pleno verano en Torremolinos y a las ocho de la noche, con sus calles repletas de veraneantes y turistas cerraran las tiendas. CC.OO. ha exigido la retirada de esta iniciativa por entender, según ellos, que tendrá consecuencias negativas, argumentando, demagógicamente. Como ya se apuntó anteriormente, que el no poder conciliar la vida laboral y familiar de miles de personas será un trauma, pero sin hacer mención de los puestos de trabajo que puedan crearse ni de los cinco millones de desesperados desempleados y sus familias. Sería muy conveniente que antes de dedicarse a descalificar reflexionaran con algo más de criterio y no solo se ocuparan de defender a los que ya disponen de un puesto de trabajo fijo.