Azucena Gutiérrez Campos llevaba trabajando 20 años como traductora en una empresa multinacional cuya sede ibérica se encontraba en una calle paralela del Paseo de la Castellana, a la altura del Santiago Bernabeu, hasta que la crisis hizo comprender al Director-Gerente que una traductora no era tan necesaria como él había pensado dos décadas atrás.
Pero Azucena Gutiérrez Campos necesitaba pagar la cuota de la hipoteca que cada mes le llegaba religiosamente a su cuenta bancaria, sin hacerse cargo de su situación actual. Por ello, Azucena Gutiérrez Campos comenzó a impartir clases de inglés a domicilio, a niños, adolescentes y estudiantes universitarios, a 18 euros la hora, sin factura, ni cotización, claro está.
Gerardo del Nido Antón se conocía todos los recovecos de la carretera de Andalucía, porque la había recorrido de arriba a abajo y de abajo a arriba tantas veces como pelos se le habían ido cayendo con el paso del tiempo. Por allí vendía sus artículos de regalo, a todo tipo de tiendas y gasolineras, hasta que éstos se dejaron de vender por alguna circunstancia emparentada con éso que todos llamaban crisis.
Pero Gerardo del Nido Antón no podía quedarse en casa viendo como sus hijos no tenían para comer, así que se lió la manta a la cabeza y comenzó a vender el stock de productos con el que se había quedado casa a casa, puerta a puerta.
Renato dos Santos Antunes llegó a España un frío miércoles del mes de diciembre desde su Brasil natal con un sueño debajo del brazo y mucha hambre a las espaldas. Su formación de Ingeniero de nada sirvió en España y comenzó a trabajar como fontanero para una empresa de construcción, noble oficio que aprendió de su abuelo, y del que fue despedido tras 15 años de duro trabajo por culpa de la ausencia de nuevos proyectos.
Pero Renato dos Santos Antunes tenía un colegio que pagar, una renta con la que cumplir y una familia que mantener en Brasil, así que no dudó en comenzar a hacer chapuzas por el barrio, a precios bajos y sin factura, por supuesto.
Tres ejemplos, tres granos de arena en un desierto de falta de trabajo, porque el desempleo es una lacra que crea desempleados, nunca parados, a pesar de la preferencia mayoritaria por esa palabra, porque una persona sin empleo reglado acaba por buscarse un empleo no reglado, para poder subsistir, para asegurar el sustento de su familia, para cumplir con sus obligaciones financieras.
Nos es una solución, es simplemente una alternativa a la nada, una forma de engañar al desempleo, pero suficiente para que dejemos de ofender a las personas que se encuentran circunstancialmente sin trabajo calificándolos como parados.
Parados sólo están los muertos.