Como en todo proceso de paz, los interlocutores tendrán que hablar también con quienes tienen poder para dañar a los demás, pues tienen el mismo poder para dejar de hacerlo.
En el contexto actual, merece la pena reproducir parte del texto con el que la organización Jewish Voice for Peace (JVP, La voz judía por la paz), radicada en Estados Unidos, solicita apoyo para una carta abierta al presidente Obama.
Esta organización se esfuerza por contribuir a una paz duradera que reconozca el derecho de israelíes y palestinos a vivir en plena seguridad y a ejercer su autodeterminación. Lo hace mediante actividades y movimientos de base, acciones educativas y de información en los medios.
El caso es que el presidente Obama designó al senador George Mitchell como su enviado especial a Oriente Próximo para abordar el conflicto palestino-israelí. Mitchell ha manifestado recientemente su “convicción de que no existe ningún conflicto que no pueda tener fin. Son seres humanos los que crean, dirigen y sostienen los conflictos. Seres humanos también pueden concluirlos”. He aquí, a continuación, la traducción de algunos fragmentos del texto citado.
“George Mitchell necesitó paciencia y determinación para alcanzar un acuerdo en Irlanda del Norte. Y lo logró. Una de las claves de su éxito fue su capacidad para hablar con todas las partes en conflicto. Trató con el Sinn Fein -el brazo político del IRA- incluso antes de que aceptara deponer las armas, armas que habían matado no sólo soldados, sino también ciudadanos. ¿Por qué? Sencillamente, porque estaba allí. Tenía poder político. Y así como tenía poder para dañar a los demás, también tenía poder para dejar de hacerlo. Sin él no podía haber solución.
“El senador Mitchell necesita hablar con todos: con Israel, con la Autoridad Palestina y con Hamás [cursivas originales]. Hablar con todos no significa negar el sufrimiento muy real padecido por israelíes y palestinos, causado por las diversas partes implicadas.
“Tony Blair vio directamente el efecto positivo del acuerdo de Irlanda del Norte. Vio cuánto costó que el Sinn Fein depusiera las armas y sabe lo que costará que Hamás haga lo mismo. Con respecto a Gaza ha dicho que su ‘disposición básica es que en esa situación hay que hablar con todos’. El que fue ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Abba Eban, hubiera estado de acuerdo: ‘Se alcanza la paz hablando con tus enemigos’. También están de acuerdo muchos judíos de EEUU: el 76% de éstos apoyaba el año pasado negociaciones incluso con ‘los peores enemigos’ de Israel.
“Hablar con unos y no con otros, mientras se mantiene a Gaza bloqueada, es algo que se ha intentado durante bastantes años” [Fin de la transcripción].
Está claro que JVP no sugiere que Israel hable directamente con Hamás, pero tampoco lo descarta y de hecho se están produciendo conversaciones, aunque sólo sea para el canje de prisioneros. Lo que sí considera esencial es que el enviado especial de Obama tome contacto con todas las partes implicadas. Tras el giro político hacia la derecha más extrema que ha quedado patente en las últimas elecciones en Israel, esto no parece fácil. Incluso en la izquierda laborista, arrinconada tras el voto popular, son pocas las voces que propugnan recuperar el diálogo.
Entre esas partes implicadas con las que Mitchell tendrá que hablar se hallan los que desean proseguir la expansión de los asentamientos ilegales y reducir a los palestinos a unos bantustanes dispersos; están también quienes lo que en el fondo desean verdaderamente es la desaparición de los palestinos, expulsándolos a los países árabes, ya que otras formas de exterminio parecen poco aceptables. Y no hay que olvidar que entre los partidos más votados se halla uno cuyo principal dirigente ha lamentado que no se hubiera pensado utilizar el arma nuclear para resolver el problema de Gaza. En el bando opuesto hay también quienes no aceptan la existencia de Israel y sueñan con su eliminación violenta.
Pues bien, a pesar de este panorama, o quizá a causa de él, es obligado apoyar la delicada gestión del enviado especial estadounidense, la única luz de esperanza que se percibe hoy en el fondo de este laberinto. Su éxito sería el gran triunfo de Obama, pero también el de todos los que deseamos un mundo menos violento que el que nos ha tocado vivir.
Alberto Piris
General de Artillería en la Reserva