La globalización permite que no podamos decir: “esto yo no lo sabía”. Por eso es importante trascender la rentabilidad como indicador y acompañarla con beneficios para todos los ciudadanos.
“El mercado no da medicamentos, ni seguridad, ni paz”, manifestó Amartya Sen en un acto ante cientos de estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid. El Premio Nobel de Economía analizó las causas de la crisis actual y ofreció alternativas para la posible solución. Según el profesor, el capitalismo aún no ha muerto.
Al finalizar la II Guerra Mundial, el capitalismo y sus instituciones, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM), consiguieron levantar una economía devastada por la guerra, dinamizar los mercados y crear puestos de trabajo. Sin embargo, el capitalismo necesita ser refundado hoy día, explica. La crisis global que vivimos pone de manifiesto la necesidad de cambios.
El sistema actual de obtener el máximo de beneficios, de tener más dinero, más propiedades, acumular… no ha dado el resultado esperado. El capitalismo así entendido parece que ha llegado a su fin. La competitividad de los mercados y los individuos tiene que dar paso a otro tipo de relación.
Para Amartya Sen, la solución pasa por tener relaciones de cooperación. Los beneficios, los ingresos y las ganancias tienen que ir acompañadas de beneficios sociales para todos los ciudadanos. Los beneficios tienen que dejar de ser el indicador de si la economía va o no bien. “Hay que pensar más allá de la mera rentabilidad”, explica el Nobel, creador del Ándice de Desarrollo Humano que elabora cada año el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Autores clásicos como Adam Smith, ya hablaban de los peligros del mercado, de la ley de oferta y demanda sin control. Para el premio Nobel, nuestra actual crisis económica tiene que ver también con la falta de instituciones de control de los mercados. Considera fundamental la existencia de unos sistemas y valores que ayuden al control y a evitar las grandes desigualdades que hoy existen, donde un 20% controla el 80% de las riquezas del planeta.
Muchas voces críticas denuncian que la globalización ha tenido mucho que ver en la hecatombe económica. El profesor Sen, sin embargo, está a favor de la globalización. “No quiero excluirme, no quiero pertenecer a unas fronteras”, explica. La globalización de los conocimientos, de los productos, de las ideas, de los debates, de la información ha sido una gran revolución y ha hecho que el mundo vea un futuro esperanzador. Hoy, en cualquier parte del mundo puedes conocer lo que ocurre en tu barrio. La globalización ha ayudado a que pensemos en el otro, ha permitido que conozcamos otras realidades y que no podamos decir que “eso yo no lo sabía”. Sin embargo, las desigualdades, la pobreza y las injusticias han aumentado.
El profesor lo explica con la falta de control y de la titularidad de la globalización. Para él, es fundamental crear instituciones fuertes que puedan disminuir las desigualdades y hagan un reparto más justo de las riquezas.
“El nuevo mundo requiere mucho más que capitalismo y mercado, hay que encontrar la combinación de instituciones de mercado e instituciones no mercantiles e impulsar la igualdad y los valores”, dice Sen. Y la crisis, dice, es una oportunidad para realizar los cambios necesarios para construir un futuro mejor.
Confianza, valores, mercado e instituciones de control es la receta para un buen plato para el mundo.
Ana Muñoz
Periodista