THRILLER-3
Cuando era niño, vi una película en la TV, era de Narciso Ibañez Serrador (LA MANCHA) y estuve mucho tiempo sin atreverme a irme a dormir,… no sabía lo que había sido el miedo hasta entonces. Hoy, 46 años después, ya no soy un niño a quien puedan asustar, ahora el miedo me viene de los problemas diarios,… la CRISIS,…la RECESIÁN,…QUE ACABARA COMIENDONOS CUALQUIER NOCHE, Y LA INDIFERENCIA ABSOLUTA DE LOS «PADRES DE LA PATRIA» quizás esta historia os haga comprender lo que ahora siento (es una PERFORMANCE de aquella historia que hoy se repite)…:
«-Elvira – Quieres otra croqueta…cariño? …estaban en oferta, ya sabes, en estos tiempos…
-Modesto – No,…por favor ¡
– Bueno,… entonces me la comeré yo.
– No abuses Elvira,… ya sabes lo que te dijo el médico…y luego te pasas toda la noche en vela.
– Eso no es por las croquetas,… es por que los viejos como nosotros, no necesitan dormir tanto. Ya ves que los niños cuando nacen, se pasan todo el día durmiendo y solo se despiertan para comer. Con el paso de los años la necesidad de sueño va a menos…cariño.
– S í,… y la de comer a más…¡
– Oye Modesto…¡ Eso no lo dirás por mí,… verdad?
– Que no mujer ¡
– Hace 36 años que nos casamos y aún sigo pensando lo mismo que el día de la boda. La verdad es que, quien nos iba a decir entonces, que íbamos a pasar juntos por todo lo que hemos pasado…
– No te pongas trágica, mujer… Aunque ya seamos sesentones, nos queda mucho por delante, y para que veas… mañana te invito al cine. Ponen una de esas películas que os gustan a las mujeres.
– Sí,… para películas estoy yo. Ahora mismo, en cuanto recoja la mesa me voy a la cama. Esta noche me duele un poco la cabeza.
– Entonces,… allí te espero. No tardes.
Modesto se dirigió al dormitorio, mientras Elvira, su mujer, terminaba de recoger la cocina. Encendió la luz de la habitación y se dirigió hacia la cama. Debajo de su almohada, guardaba un paquete de cigarrillos… «clandestinos»… que el médico le había prohibido y que su mujer, Elvira, era la encargada de hacer cumplir estrictamente, las órdenes del médico. Pero esa noche, Modesto podía estar tranquilo,… Elvira estaba aún en la cocina, y ocupada con su dolor de cabeza, no repararía en él hasta pasado un buen rato, así que se dirigió al balconcillo que había en la habitación y salió a fumarse su último cigarrillo … a escondidas ¡
Cuando terminó,… volvió a entrar en la habitación y se metió en la cama. No tardó mucho en llegar Elvira, que al ver abierto el balconcillo de par en par,…supo lo que había ocurrido, pero no dijo nada y se limitó a cerrado. Modesto,… para disimular le llepreguntó si había cerrado bien la puerta de la calle y las luces de casa. Ella se limitó a responder, como todas las noches…
– Siiii…Modesto.
– Todavía te duele la cabeza…?
– Si,… y parece que cada vez más.
– Has tomado algo…?
– No, prefiero que se me baya solo; ya sabes, son cosas de la edad. Seguro que no tiene ninguna importancia…
En ése preciso instante… se apagaron de repente las luces de la habitación,… y sonó un fuerte trueno. Los dos ancianos se quedaron inmóviles,… sin decir ni una palabra,… después, cayó un rayo. Unos segundos más tarde volvió la luz,… y Modesto se atrevió a romper el silencio…
– Parece que ésta noche vamos a tener tormenta.
– No digas tonterías, Modesto, si no hay ninguna nube…
– Quizás sea por eso que te duele la cabeza,… ya sabes que tú siempre has sido muy sensible a los cambios de tiempo.
– Oye Modesto,… ya que hablas de cambios,… ésta tarde, poco antes de que volvieras del Club de Jubilados, …llamaron nuestros hijos y me dijeron que por fin se han comprado el chalet en Mallorca, se van la semana que viene y están muy contentos. Lo malo es que ya no podrémos verlos tan a menudo…; eso sí, han dicho que nos escribirán todas las semanas…
– Qué es eso…? (dijo Modesto).
– Qué…?
– Eso,… en la pared ¡
A un lado del balconcillo, en la pared,… aparecía una mancha negra del tamaño de una moneda grande ¡
Elvira,… que aún no se había acostado, se acercó para verla más de cerca. Era una mancha negra, gelatinosa y que goteaba hasta el suelo. Elvira acercó su mano para tocarla y…
– No…¡ No la toques…¡ (gritó su marido).
Pero ya era tarde…Elvira, impulsada por el brillo de aquella mancha negra y gelatinosa,…semejante a la brea, palpó su textura y dijo…
– Qué raro…¡ Esta mañana, aquí no había ninguna mancha. Mañana la limpiaré,… no se de dónde habrá salido…
Elvira, se dirigió a la cama, dispuesta a acostarse,… apagó la luz y los dos quedaron en silencio y a oscuras… Al poco rato, Elvira preguntó a su marido…
– Por qué me has dicho que no la toque…?
– No se,… tuve una extraña sensación. Pero bueno,… ahora que sabemos que no es más que una mancha, no importa tanto; lo más probable es que solo sea moho.
Después hubo un silencio que duró algunos minutos. La conversación que ambos habían tenido, anteriormente, sobre sus hijos, pasó a un segundo lugar, aunque Elvira, su mujer, se esforzaba por seguir narrándole a su marido, los proyectos de mudanza de sus hijos.
Modesto la cortó …en seco.
– Viste esa mancha antes de que cayera el rayo…?
Elvira,… tardó en responder…
– Creo que…no. (dijo Elvira)
Y se produjo otro largo silencio. Elvira se movía inquieta en la cama.
– Aún te duele la cabeza…? (preguntó Modesto).
– No,.. no es la cabeza. Es que no se lo que me pasa en la mano, que no puedo moverla…
– Va,… no te preocupes mujer, alguna mala postura. Desde luego,… cuando no es la cabeza,… es la mano, y cuando no es la mano,… es la pierna. Como dices tú,… ya somos demasiado viejos. Anda,… duérmete que mañana será otro día.
– Modesto…¡ Modesto…¡ Que me duele mucho la mano…¡
Modesto se incorporó y encendió la luz. Al ver aquello,… estuvo a punto de vomitar. Su mujer, Elvira,… en el lugar donde deberia tener su una mano,…tenía un muñón negruzco y gelatinoso…¡ En un principio, Modesto, intentó tranquilizarla, sin embargo… aquello era incomprensible, hasta para él. Modesto, buscó unas vendas para intentar ocultar de la visión de Elvira el repugnante aspecto que ofrecía su mano… o lo que quedaba de ella. Cuando hubo terminado, y una vez tranquilizada su mujer, decidieron ir al médico a la mañana siguiente. Modesto volvió a la cama, pero al acostarse,… notó un leve dolor en su pierna. Sin decirle nada a su mujer,… se levantó de la cama y se dirigió al baño. Una vez allí se levantó la pernera del pijama y se vió toda la pierna…negra ¡ Entonces comprendió. Modesto,… esa noche no puso el despertador,… regresó a la habitación,… se acostó junto a Elvira, su mujer,,, y apagó la luz.
Al día siguiente,… ya de mañana, por debajo de la puerta de la habitación de Modesto y Elvira,… salía un fluido NEGRO,… GELATINOSO Y MALOLIENTE…¡¡¡
…FELICES SUEÑOS…¡
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