No entiendo la definición de política de los medios de comunicación la verdad. Me ha sorprendido ver hoy en El País digital, en la sección de política, que todos los titulares apuntaban a un tema: la reestructuración del PSOE en su seno interno en la elección del líder, la disputa entre Carme Chacón y Rubalcaba [1]. Se le han dedicado varios artículos que los iré referenciando al mismo tema con contenido nulo fuera del consabido enfrentamiento entre los dos aspirantes a la dirección general del partido socialista. Llega hasta el absurdo a dónde llegan con el tema, erróneamente presentado como «política» cuando más bien es un diario del corazón sobre los políticos, igual que en el fútbol cuando se habla de las vidas privadas de los deportistas bajo la categoría de «deportes» o, en concreto, «fútbol».
Para mi la política es el análisis del gobierno, la crítica a sus actuaciones y las propuestas de nuevas actuaciones. Dentro de esos tres campos en grande tendrían cabida todos temas y pormenores que rigen la sociedad pero nunca es de recibo ver los chismes y rumores sobre quién será o no el líder del PSOE, explicando por comunidad y en palabras de los «barones» del partido con quién están más de acuerdo o contra quién se oponen [2]. Esta muestra alcanza niveles de vergÁ¼enza para la política cuando, en los tiempos que corren, se ha depreciado para el público, no se le considera la solución de los problemas y quizás uno de los culpables sea la falta de rigor de los periodistas y de los medios de comunicación en este sentido. Si quieren hablar de la formación votada por más de siete millones de españoles en la pasadas elecciones, hablen de las propuestas donde difieren los puntos de vista de los dos candidatos, cosa que no he visto por ningún lado, y no se centren en la imagen al exterior de cada uno o de cuántos congresos y simpatías despiertan a su paso por cada una de las sedes socialistas [3].
Concebir la política tal como está planteada, en un juego de estrellas mediáticas en liza por demostrar su carisma y ganarse desde los suyos a la los futuros votantes en caer bajo sinceramente. Cuando hablamos de términos como regeneración democrática o que «la política es la solución a los problemas de la ciudadanía» se debe demostrar, además de abolir los casos de corrupción que denigran aun más este colectivo y estas instituciones, que la actitud hacia la ciudadanía es la correcta y, claro, todo empieza porque la información procedente de ellos sea relevante para nosotros y sean meros parloteos de fin de semana sin trascendencia ninguna para el ciudadano. Es cierto que en el seno del partido este debate cobra la máxima atención y con razones pero para las personas ajenas al partido y que solo quieren saber qué línea de pensamiento va a conducir el partido y cómo va a actuar les importa tres pepinos, si me permiten la expresión.
En resumidas cuentas la denuncia se cierne sobre la figura mediática del político, el político como personaje público más allá de su función y de la propia política. Los medios de comunicación como vectores de transmisión de la viva imagen de la insustancialidad y vacíos de contenidos, porque si este caso ha sido en el diario El País, no es exclusivo de ellos ni tampoco de la prensa escrita porque en las radios es el pan de cada día, con largos debates documentados sobre el pasado, las curiosidad y la biografía de los famosos candidatos haciendo juego al «Hola». La limpieza de los contenidos es la esencia donde ha de descansar la transparencia exigida de los ciudadanos hacia los políticos, la cual, siquiera el gobierno ha respondido porque está ocupado en asuntos «más importantes» pese a las peticiones de algunos partidos y pese a la comparación -que tanto gusta cuando conviene- con el resto de los países de la UE en tanto a las leyes de transparencia política y de los cargos públicos. Según muchos: «este no es el momento», a lo que me permito responder, tajante, «¿Y cuándo en su opinión lo es?». Añado: hacer algo necesario para garantizar el juego limpio no impide atender otras cuestiones a no ser que se esté escondiendo algo detrás.