Este es un comentario en el que no existe ningún ánimo de restar a nadie que se considere socialista, su legitimidad para manifestar sus inquietudes, pareceres y opiniones sobre lo que en este momento considere que es lo mejor que se puede hacer para reflotar no al PSOE sino al socialismo y en mi caso a la socialdemocracia en España, el PSOE es algo que forma parte y ha tenido mucho que ver en el desarrollo y modernización de este país y no hace falta ni hacerlo ni levantarlo, el PSOE está ahí y siempre lo estará, no es historia pasada es historia viva, lo que hay que hacer es librarlo de ciertas formas de hacer que no tienen nada que ver con lo que intrínsecamente supone el socialismo, la socialdemocracia, y que algunos lo han malinterpretado y mal aplicado en estos últimos años.
Dicho lo anterior, quiero referirme, haciendo uso de esa legitimidad que al igual que la tienen los demás me considero con derecho a ejercerla, al debate que ya se ha suscitado sobre cuál de los dos si Alfredo Pérez Rubalcaba o Carme Chacón, es más idóneo o idónea para ocupar la secretaría general del PSOE y reparar el daño que este partido ha sufrido como consecuencia de que alguien se olvidó que siendo socialista solamente se puede gobernar practicando el socialismo y más aún cuando corren malos tiempos para los ciudadanos. Independientemente de que otros hagan su valoración, muy respetada, tan respetada como quiero que sea la mía, sobre ambos aspirantes a la secretaría general, una valoración en lo referente a capacidad y méritos, es mi deseo y mi opinión el manifestar que para mí ambos reúnen la suficiente capacidad y méritos que se precisan para ocupar el cargo en litigio pero es necesario tener en cuenta hasta que punto han llegado a sacrificarse por su partido dejando de lado conveniencias personales hasta el punto de anteponer los intereses del PSOE a sus intereses personales y políticos.
En el caso de Rubalcaba, creo que ha demostrado que ha intentado salvar la imagen del partido en detrimento de la suya. Presentarse a unas elecciones generales cuando se tenía la firme convicción de que iban a suponer un duro golpe para el socialismo, para ser más explícito: Poner el cuello a sabiendas de que se lo iban a cortar, solo denota que su capacidad de sacrificio al dar la cara en semejantes circunstancias cuando muy bien podría haber eludido un trago tan amargo, esto es muy de tener en cuenta, pero alguien tenía que dar la cara y Rubalcaba la dio. A mi modo de ver esto son méritos que la militancia socialista debe valorar muy positivamente, méritos a los que hay que unir su reconocida solvencia y capacidad para dirigir a los socialistas que en mi opinión están en deuda con Rubalcaba.
Ha habido quien se sacrificó al no disputarle a Rubalcaba el figurar como candidato a la presidencia del Gobierno en las pasadas elecciones generales, pero ese sacrificio tiene distintas lecturas, por un lado si ello fue como consecuencia de un rasgo de generosidad, de humildad y compañerismo o por el contrario fue una actitud de reservase y no quemarse en la hoguera del 20 de noviembre, un atípico día de san Juan para los socialistas, quedando indemne, su mayor o menor prestigio político, para emprender nuevos rumbos. Esto también hay que valorarlo, interpretarlo y sacar conclusiones. Y dejo para el final la pregunta del millón: ¿Se hubiera sacrificado igual quien cedió a favor de Rubalcaba, si hubiese existido una mínima posibilidad de ganar las elecciones?