Ciencia

El precio de la alta tecnología

El aprendiz de brujo que somos ese género bastante degenerado y conocido como «el ser humano»; en mayoría no tiene ni puñetera idea, del precio que se paga por tener tanto artilugio moderno de tan alta tecnología; puesto que se idea cada vez más artilugios y se lanzan al mercando, obligando con ello a tirar a la basura los anteriores, por anticuados o ya inservibles. Puesto que ese «veneno» inyectado y que obliga a consumir a troche y moche; ya que en ese brutal consumo se ha sustentado la débil civilización actual, que ha llegado en su perversidad a fabricar cosas (muchas innecesarias) cuya vida está controlada metódicamente, para que esa insensata rueda de «consumir por consumir»… no se detenga… pero pese a toda esa perversidad, se ha detenido, está en retroceso y los gobernantes como no saben otra salida… tratan de reactivar ese feroz consumo, pese a las consecuencias del mismo y que han llevado a un envenenamiento del planeta, cuyo retroceso no se ha acometido; por cuanto ni saben ya como y por tanto tratan de que… «consumamos, posiblemente hasta que seamos consumidos». Ni se les ocurre prohibir cualquier fabricado que no tenga una vía razonable para en poco tiempo y sin peligros notables, reinsertar los materiales en la naturaleza de donde proceden y que la tierra los recicle naturalmente.

Por todo ello conviene difundir algunas consecuencias que ocasionan esa invasión de cosas prescindibles en gran medida.

La obtención de un antes desconocido y hoy valiosísimo mineral (coltán creo recordar se denomina) y que se obtiene en zonas empobrecidas del riquísimo Congo¸ está costando ríos de sangre y millones de muertos, amén de la esclavitud y miserias de todo tipo que rodean la obtención de ese mineral; imprescindible para esa alta tecnología de consumo masivo, cuyos beneficios no conjugan el daño que ocasionan.

Todos los deshechos de esa alta tecnología (teléfonos móviles, ordenadores, televisores, e infinidad de otros fabricados) están produciendo en un lugar de China (ni se saben las consecuencias de todo lo que se ha tirado en la basura y está contaminando la Tierra) una cantidad de padecimientos crónicos y muertes, de las que sabemos por cuanto verdaderos periodistas de investigación y verdaderos medios de comunicación social los han aireado. Sugiero vean la revista XLSemanal del 18-enero-2009.

Por esa información, podemos saber que existe ese lugar en la también altamente tecnificada potencia mundial; en su sistema comunista/capitalista, y que aprovecha todo, vende todo y no tiene escrúpulos en saltarse todos los controles prohibitivos; y al decir ello, recuerden lo de los calzados y pies quemados; juguetes y otros artilugios, fabricados en ese país y que vende barato, sencillamente por cuanto les importa un bledo, desde la vida de unos trabajadores semi esclavizados, hasta las consecuencias de sus fabricados y que pueden dañar a infinidad de ignorantes de todo el mundo.

Así y para recuperar materias primas y al precio que sea; han centralizado en la ciudad de Guiyo, lo que se considera; «el basurero electrónico más grande del mundo» y donde y en condiciones incalificables, trabajan nada menos que doscientos mil chinos (varones y hembras) para recuperar todo lo recuperable de esos deshechos de estos artilugios y que como «residuos» de trapero, llegan allí de todo el mundo; pues allí llegan gran cantidad de esos ordenadores, teléfonos móviles y otros elementos de «la familia»; que por avances tecnológicos nos obligan a tirar por «inservibles», cosa muy discutible por cuanto muchos de esos novísimos fabricados, han crecido en chuminadas innecesarias y que la mayoría de usuarios no las necesitamos para nada en absoluto.

Todo ello lo recupera China, por lo que antes digo de que al Gobierno chino, le debe importar un pimiento, si cada año desaparecen sin salir de China, unos cientos de miles o millones de esos, condenados a muerte aún en plena vida y en plena juventud.

Quizá por ello y no hace mucho, escribí mi artículo… «Consumid… malditos»; y el que complemento con éste; puesto que indudablemente ciertos consumos ya son una maldición.

Y para terminar, me viene a la mente una lectura sorprendente y cuyo hecho se produce en la vieja y sabia Grecia de los sabios; donde uno de ellos (Platón) y visitando un mercadillo heleno y viendo la cantidad de cosas que allí se vendían, dijo a sus discípulos… «La cantidad de cosas que estoy viendo y que no voy a necesitar»… ¿qué diría el sabio aquel si hoy viese los inmensos mercados de cosas inútiles que hemos llegado a acumular? y que yo las denominé hace ya bastante tiempo… como necesidades vicio.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.