“Volvemos a lo que desde 1975 hacia atrás ha conformado la sociedad española: Dos escalas socio-económicas que se pueden definir como ricos y pobres.”
El 6 de marzo del año en curso se publicaba en este periódico un comentario que yo hacía y en el cual me refería a que la clase media era una clase en peligro de extinción. El tiempo me está dando la razón. Con las medidas que el Gobierno de Mariano Rajoy está aplicando se puede decir con toda certeza que la clase media española está finiquitada. Volvemos a lo que desde 1975 hacia atrás ha sido lo que ha conformado la sociedad española: Dos escalas socio-económicas que se pueden definir como ricos y pobres.
Es evidente que la derecha, el Partido Popular, ha aprovechado la actual situación de crisis que se está dando a nivel mundial y con especial virulencia en España al no ser una potencia industrial y por tanto con escasas posibilidades de exportar productos de primer necesidad a otros países, para borrar de un plumazo todo lo conseguido por los españoles en más de treinta años de democracia, no lo hizo en la época de Aznar porque la situación no era tan propicia como en este momento. La derecha solo concibe una sociedad de diferencias sociales y económicas profundas para ellos las mejoras que la clase trabajadora ha conseguido tras largos años de lucha y de sacrificios de toda naturaleza es algo que no se puede consentir y que por tanto hay que restituir esas diferencias de clases en las que la derecha siempre ha salido más favorecida.
Lo que desde el Gobierno de Rajoy se pretende no es otra cosa que retornar a aquellos tiempos en que el hijo del médico, era el único que podía ser médico al igual que el hijo del ingeniero, del arquitecto, del abogado y de todo aquel que por la situación económica de sus padres pudo permitirse el acceder a unos estudios universitarios, me refiero al espacio de tiempo comprendido entre siglos anteriores hasta el final de la tercera parte del siglo XX. Justo es decir que había hijos de trabajadores que accedían a los estudios universitarios, pero eran casos contados, no comparables a los miles y miles que asisten ahora. Tan contados eran que cuando el hijo de un trabajador accedía la Universidad se comentaba en todo el pueblo. Está claro que lo que la derecha está provocando es que el hijo del albañil sea albañil, y que los hijos de los carpinteros, de los mecánicos, de los zapateros, de los electricistas, de los braceros y de todos aquellos que trabajan por cuenta ajena, los asalariados, tengan el mismo oficio que sus padres y el mismo estatus socio-económico, lo que equivale a tener que formar parte de una clase social baja y carente de cualquier oportunidad que le pueda ayudar a mejorar su posición dentro de la sociedad. Está claro, a la Universidad sólo pueden acceder, según pone de manifiesto la derecha, los hijos de los “pudientes” eso es algo que me consta que todos tenemos muy claro si tenemos en cuenta que desde la derecha se insiste en “denunciar” que sobran universidades y tienen razón, ante la ruina que está experimentado la clase media y el precio de las tasas universitarias y la reducción de becas está claro que a la Universidad solamente podrán ir los hijos de los ricos y no, cono hasta ahora se viene dando, los hijos de los trabajadores y claro, para que sólo asistan a la Universidad los hijos de la “élite” no hacen falta tantas universidades.
Cada vez la educación se pone más cara y alcanzar su gratuidad se convierte en una utopía, el IVA que grava los precios del material escolar, no de los libros, sino del material fungible que a lo largo de todo un curso se utiliza en una cantidad ciertamente importante ha experimentado una subida de 17 puntos, ha pasado del 4% al 21%, una barbaridad que este señor que tenemos de ministro de Hacienda, me refiero al ínclito Cristóbal Montoro, se ha apresurado a justificar argumentando que se trata de un material “difícilmente clasificable como material escolar”, lo ha dicho y como en todo lo que suele decir se ha quedado tan pancho. O sea los cuadernos, los bolígrafos, los lápices, los folios, las fotocopias, los “colorines”, me estoy refiriendo a todos los niveles del mundo de la educación y formación, los elementos que se utilizan para complementar el dibujo en todas sus expresiones, lineal y artístico, y demás material auxiliar o complementario sin el cual no es posible llevar a cabo las tareas propias de un estudiante y que durante el curso sufren un desgaste y por tanto una necesidad de reposición importante “difícilmente se puede clasificar como material escolar”. O este señor, me refiero a Montoro, ha perdido el rumbo por su manifiesta incapacidad para sacar adelante el ministerio que preside, eso es evidente y Rajoy debe sopesar esta grave incidencia, o es que los demás somos tontos de remate y no sabemos cuántas son dos y dos ni quien es quien. En cualquier caso queda claro que no se trata de aplicar “reformas” de tipo económico para reducir el déficit sino de medidas de marcada tendencia ideológica. Ya lo estamos viendo en la Sanidad, la Educación, los Servicios Sociales y en lo que concierne al mundo del trabajo.