Lo de la herencia ya no cuela
Seguramente la ceguera de Rodríguez Zapatero ante lo que se nos venía encima ha contribuido a no hacer menos doloroso el tránsito de la crisis económica. Incluso debió de aceptar, muchísimo antes de lo que lo hizo, que lo que teníamos encima era una recesión del copón, y dejarse de juegos lingÁ¼ísticos y de eufemismos de mercadillo. Posiblemente cuando su ministro de economía, Pedro Solbes, dijo que: “Estoy absolutamente tranquilo respecto al futuro. No hay crisis y España está en la mejor de las situaciones posibles para afrontar la desaceleración” (10/01/2008), debió de haber consumido una buena dosis de anfetaminas. Y, finalmente, no se puede negar de que cuando ZP iba por las esquinas afirmando que “España es la que más partidos gana, la que más goles mete en la Champions League de las grandes economías del mundo”, andaba todavía en sus mundos de Yupi, mientras que el común de los mortales sufría las de Caín para llegar, más mal que bien, a final de mes.
Todo esto es una verdad incontestable, pero de ahí a seguir insistiendo, por parte de los responsables del actual Gobierno, en que todos los males actuales de España se deben a la herencia recibida del anterior Ejecutivo, es una trola que ya no se la tragan ni los chavales de los parvularios.
Y esto es lo que ha querido hacernos creer la ministra de des-Empleo, Fátima Báñez, después de haber cruzado la que ayer era línea roja de las pensiones, al no revalorizar este año las pagas de los abuelos. En la Comisión del Pacto de Toledo la ministra tuvo que escuchar, en varias ocasiones, el calificativo de “mentirosa”, y la solicitud reiterada de dimisión de parte de todos los grupos de la oposición. Báñez y su fiel escudero, la portavoz del PP Carolina España, invocaron reiteradamente la herencia recibida de Rodríguez Zapatero. Las andaluzas pecaron, again, de cansinas y de poco originales.
Y de pronto el refranero español. ¡Ay, el refranero!, cuya sabiduría resplandece para recordarnos que se coge antes a un mentiroso que a un cojo. A ambas señorías se les olvidó que la manoseada herencia era la misma el pasado miércoles que hace un mes. Que sepamos no ha habido cambios en esa “apocalíptica” herencia que recibieron de ZP. El “dantesco” legado socialista no se modifica ni se altera. La “hecatombe” que recibieron el año pasado era igual que la que existía treinta días antes o el mismo día que se celebró la Comisión del Pacto de Toledo.
Hasta para ser mentiroso hay que tener buena memoria. El pasado 30 de octubre los diputados del Grupo Popular, incluidos la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y la propia ministra de des-Empleo, Fátima Báñez, votaron a favor de la moción presentada por el diputado de ICV, Joan Coscubiela, que decía textualmente: “El Congreso insta al Gobierno a revalorizar las pensiones del 2012 en la cantidad resultante del diferencial entre el IPC de noviembre del 2012 y el incremento inicial del 1% aplicado en los PGE del 2012, en los términos establecidos en el artículo 48 de la Ley General de Seguridad Social. A estos efectos se abonará en un pago único el diferencial del IPC correspondiente a los 12 meses del año 2012. Y, asimismo, se incorporará este diferencial entre el IPC previsto en los PGE 2012 y el IPC real a 30 de noviembre del 2012, al incremento de las pensiones del 2013, sumándolo al incremento inicial del 1% previsto en los PGE 2013”. Esto lo votó a favor, en pleno, el grupo del PP, y que sepamos ya tenían conocimiento sobrado de lo de la herencia socialista.
Báñez tiene que dar una explicación diferente a lo de la herencia, porque esa trola ya no cuela. Debe de explicar por qué el 30 de octubre votó ella y todo su grupo una cosa y días más tarde el Consejo de Ministros aprobaba diametralmente lo contrario. Debe de explicar con otros argumentos menos pueriles por qué ella y Rajoy afirmaban hace un mes, por activa y por pasiva, que los abuelos debían de estar tranquilos y que las pensiones se iban a revalorizar y ahora les cortan el hipo y dan el campanazo de Navidad con esta medida.
Debe de hacerlo o de lo contrario debe de aguantar, sin despeinarse, que la llamen reiteradamente mentirosa, como así ocurrió en la Comisión del Pacto de Toledo, porque como dijo Johh F. Kennedy: “Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”.