EL CRISOL
Desde luego cada vez tengo más claro que el Gobierno nos ha dejado de su mano, pero no por desidia sino por incompetencia e inoperancia, es evidente que cada vez se hace más necesario que los españoles, creyentes o no, nos encomendemos a Dios y nos pongamos en sus manos, es el último recurso que nos queda para salir de esta situación que si era ya de por si grave el Gobierno se ha encargado de agravarla aún más si cabe. Es lamentable oír decir a un ministro de Hacienda que los Presupuestos Generales del Estado para 2013 son los más sociales desde que se instauró la democracia en España. Por lo visto este ministro se ha metido en el túnel del tiempo y cree que estamos en aquellos tiempos donde el analfabetismo en España campaba a sus anchas y los ciudadanos eran fácilmente manipulados y engañados.
Primero fue la ministra de Empleo, si es que en España hay empleo, la que nos marcó el camino para acogernos a la Divina Providencia cuando dijo aquello de que ella “se encomendaba a la Virgen del Rocío para salir de esta crisis”. Después fue el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, del PP, el que dijo que los “sevillanos confían en Cristo para salir adelante”. Posteriormente Ana Botella fue la que dijo: “Nuestro credo político tiene unos puntos políticos muy claros que son Grecia, Roma, el cristianismo y Europa”. Y fue Mariano Rajoy el que dijo aquello de: “Estamos pensando siempre en lo material”. O sea que está claro que en el PP se acogen a lo divino y a aquello de: “Dios proveerá”. Finalmente señalar que muy recientemente el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en su visita al Papa con motivo de la canonización de una monja española, le pidió al jefe del Vaticano que “rezara por España en las circunstancias actuales”. Sí, el Papa debe rezar para que algún español no salga descalabrado de un cachiporrazo o le pueda costar muy caro el recibir un pelotazo de goma. O sea, que el ministro del Interior se fundamenta en aquello de: “A Dios rogando y con la “porra” dando”.
Para finalizar, y ya metidos en la cosa religiosa, señalar un hecho “curioso” que nos da la medida de la “pobreza” de la Iglesia Católica. La iglesia parroquial de San Jaime, en la villa turística de Benidorm, ha instalado un nuevo órgano de tubos que ha costado 332.000 euros. En la información se señala que ha sido financiado íntegramente con fondos de la parroquia. O sea, que hay “Money”. Ante esto no entiendo porqué el Estado tiene que financiar a la Iglesia Católica. A mí esto me parece un derroche innecesario, máxime cuando existe eso que se llama música “enlatada”, o CDs, y que con un reproductor y unos cuantos altavoces se puede escuchar el tipo de música que se quiera incluida, naturalmente, la religiosa. Ante todo esto hay que recordar que los responsables de Cáritas andan por ahí como locos buscando dinero para atender a muchas personas en sus comedores. Mientras tanto la Unión Europea, envía alimentos a la provincia de Alicante para dar de comer a 80.000 personas en extrema pobreza. El donativo de Amancio Prada está muy bien, es muy loable su gesto, pero lo que la gente quiere es que los empresarios den trabajo y no bocadillos gratis. El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, pide a los trabajadores parte de su sueldo para atender a los afectados por el desempleo y sus familias. De igual forma se pronuncia el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, que pidió a los sacerdotes, trabajadores de la Curia y fieles de la diócesis que destinen una paga al fondo que Cáritas ha abierto para ayudar a las familias más afectadas. Y para no ser menos que sus colegas, el obispo de Santander, Vicente Jiménez Zamora, pide a los trabajadores que donen el salario de un día para los parados. Y mientras todo esto ocurre el párroco de la iglesia de San Jaime, en Benidorm, se gasta 332.000 euros en ponerle música al hambre. Puede que sea cierto eso que se dice de que la música amansa a las fieras, pero lo que no está comprobado es que calme las “embestidas” del hambre. Si Dios bajara algún día a la tierra a más de uno lo correría a gorrazos. Creo que creyentes y no creyentes deberían pedirle que se diera una vuelta por aquí abajo y le leyera la “cartilla” a algunos de esos, que dicen representarle en la tierra, que se olvidan de cuál es su deber y su primera obligación: La solidaridad y el amor al prójimo.