La senda de los justos es como la luz del alba,
que va en aumento hasta llegar a pleno día.
Pero el camino del injusto es como tinieblas,
no sabe dónde ha tropezado.
Atiende a mis palabras,
inclina tu oído a mis razones.
No las apartes de tus ojos,
guárdalas dentro de tu corazón.
Porque son vida para los que las encuentran,
y curación para toda carne.
Por encima de todo, guarda tu corazón,
porque de él brotan las fuentes de la vida.
Aparta de ti la falsía de la boca
y el enredo de los labios arrójalo de ti.
Miren de frente tus ojos,
tus párpados derechos a lo que está ante ti.
Tantea bien el sendero de tus pies
y sean firmes tus caminos.
Proverbios (4, 18-28)