En los años 70 el movimiento Punk hizo famoso aquel lema de “No Future”. Dicha expresión llevaba aparejados otros mensajes: esto se acaba, no existen soluciones a los problemas que la sociedad tiene planteados, somos los últimos, por tanto, pasémoslo lo mejor que podamos y… adiós. Como todo esta inventado, ya la sabiduría popular del refranero lo había dicho con otros términos y mas gracia: “Para lo que queda en el convento…”. Esta actitud de ser los últimos, de no ver horizonte alguno vuelve a estar muy presente en una buena parte de la sociedad y, de forma dolorosamente especial, entre muchos jóvenes. Hay un como un cansancio de fondo, una falta de expectativas y esperanzas, que se mezcla con una actitud fuertemente hedonista. Ya que no hay futuro –se dice- disfrutemos a tope el presente.
La idea nos coloca en un callejón sin salida. Por una sencilla razón: contradice la misma condición humana. El hombre sólo puede vivir plenamente proyectándose en el futuro, trazando un plan a medio o largo plazo y tratando de llevarlo a cabo, con las limitaciones e incertidumbres que el azar y las circunstancias le ponen. Si se quita el futuro del horizonte y se le deja en un puro presente, en el “disfrute del momento”, una especie de vértigo le provoca que ni siquiera pueda gozar de este disfrute. Al final, el hedonismo de cortos vuelos no es una actitud alegre y disfrutona, sino desesperada.
Este principio puede aplicarse en el campo personal y afectivo y también el profesional y económico. Trabajamos trazando un arco el futuro que tiene que trascender nuestras necesidades presentes y que, de hecho, intenta la creación de algo permanente, que vaya más allá de nosotros. Trabajamos para nuestro futuro y el de nuestros hijos. No nos basta satisfacción de las necesidades momentáneas. Estamos hechos así.
El futuro existe. Esta ahí esperándonos con sus incertidumbres y dificultades. No hay certezas ni seguridades absolutas. Estamos abiertos a tantas posibilidades que es imposible calcularlas todas de forma matemática, que es imposible eliminar el componente de inseguridad que acompaña a la vida.
El futuro existe y es problemático, incierto. ¿En algún momento de la historia no lo ha sido?