Descansa tu mente. Sé que es muy fácil decir palabras convertidas en frases de amor, de lógica o de sentido común, porque la verdadera dificultad está en la acción, en modificar las sensaciones o interpretar la vida conforme el espíritu de la persona es.
No tengo una varita mágica para poder trasladar a tu corazón como a tu alma qué debes hacer, porque está en tí, en tus sensaciones y sentimientos.
Tienes cosas a favor y en contra. Edad para poner en marcha temas ya de antes, complicado; edad para saber dirigir mejor tu vida, favorable. Entre las dos debes conducir tu vida. A veces no hay remedios verbales ni esperanzas adicionales, simplemente transcurrir el tiempo y observar tus movimientos internos, es el mejor aprendizaje.
Eso sí, disfruta de esas pequeñas cosas que sabes, sin intención de intentar conseguir aquellas que no están a tu alcance de momento. Deja que el propio destino te informe de la situación. Á‰l es tu compañero de viaje y tu aval.
Muchas veces los circuitos de la vida son sorprendentes, pero no puedes ni debes regularlo a tu conveniencia, debes aceptar la manifestación que llega a ti.
Siéntate en un sofá, ve una película, disfruta con su contenido mientras estás tomando un te con unas pastas. Lee un libro mientras escuchas una música que penetra hasta tu alma. Simplemente abre la ventana y observa el exterior, dejando libre tu pensamiento y que afloren las sensaciones.
Piensa que la contaminación que tienes debe ser vigilada, pero, a la vez, permitiendo que se libere con una nueva esencia, la que te permite una renovación curativa.
No es cuestión de filosofías ni de actitudes espirituales, creyendo que ese es el medicamento que nos va a curar del virus de la propia incompetencia personal. No. Es la voluntad de la no inercia, el desplome de las reglas anteriores, la magnificencia del valor natural de la vida. El vacío de la nada.
El pesar, como el sufrimiento y el dolor son patrañas de nuestra mente, que repercute en nuestras emociones y en nuestra fisiología. Es cuestión de eliminar el humo de la ignorancia.
Sobre todo, descansa, no estés en tensión de qué hacer, por dónde debo ir, sino vivir más en el silencio, en la cotidianidad y sentirte liberada de evoluciones, porque lo único que tienes, al final, son desengaños y frustraciones.