La amistad siempre es perenne, no existen fronteras ni horizontes, simplemente la sensación de cariño, de amor, de dulces encuentros…. Pero, a veces, surge el letargo, el silencio, cual caballero cabalga por las praderas con su corcel. Pero siempre está ahí, porque su caballo le conduce por el instinto del amor y de la amistad. La amistad es libre como libre es el pensamiento. La amistad no es posesiva, pero sí compañera de la persona que necesita ser su compañera. Es maravilloso hablar de la amistad, porque se habla del amor. Así como el amor y la inteligencia hacen libre al ser humano, así la amistad le hace acreedor del honor y de la evolución compartida con el ser que camina a su lado, aunque no sea físicamente
Verdaderamente es precioso encontrar el sendero de la grandeza de la vida, de la propia del ser humano y la luz de nuestra alma. Ese nuevo camino ya iniciado en personas les marcará nuevas pautas de conducta, pero, en particular, sensaciones tan sublimes que encontrarán el silencio del alma y la sutileza de las emociones.
Vivir es precioso, maravilloso. Las ráfagas de amor que pasan por cualquier ser humano son la esencia y simbolismo de la Creación. Y siempre es imprescindible una actitud permanente en seguir descubriendo el auténtico sendero de la espiritualidad. La espiritualidad es el único Código del aprendizaje Universal en el Espíritu del Hombre. Nunca es tarde para conquistar la riqueza más allá de los horizontes conocidos.