“Resulta muy alarmante oír decir a muchos españoles, a muchos y no exagero, que lo que hay que hacer es “coger la escopeta” o “pegarle fuego a algo”.
En el Partido Popular y en especial Mariano Rajoy, son conscientes de que su secretaria general, María Dolores de Cospedal, ha pasado por el más duro de los ridículos intentado justificar que el PP no tiene nada que ver con Luis Bárcenas. Ha mentido, ha intentado confundir, se ha retractado de forma torpe e incluso quiso dar visos de legalidad a la situación contractual de Bárcenas con el PP, inventándose aspectos de tipo laboral que no existen en la actual legislación como el “contrato simulado y diferido” para al final dejar, para el PP, las cosas peor de lo que ya estaban.
De políticos torpes y aprovechados los españoles estamos ya más que hartos, al episodio de Ponferrada y el de la entrevista de José Blanco en una gasolinera con un individuo cuya reputación parece ser que no es la que se correspondería en una persona de bien, se unen las actuaciones de Cospedal, Floriano y González Pons, en el caso Bárcenas, tanto unos como otros lo que deben hacer es dimitir y alejarse lo más posible de la política, le harían un gran favor a la decencia y sobre todo al sistema democrático.
El titular viene a cuento porque María Dolores de Cospedal, ha sido puesta en un pedestal por Mariano Rajoy, diciendo este de ella que se trata de “una mujer excepcional” y “un magnífico ejemplo a seguir”.
Si tenemos en cuenta lo que Rajoy dijo sobre Jaume Matas, de que “quiero un Gobierno como el tuyo” o de Francisco Camps, “estaré siempre a tu lado” y mira como han acabado estos dos ilustres personajes, se puede llegar a pensar que con estas alabanzas de Rajoy, Cospedal tiene los días contados en la política activa.
Rajoy es un defensor de causas perdidas. Pero Rajoy no ha sido tacaño a la hora de los elogios y ha dicho de Cospedal que es “un lujo y un privilegio” y que “ella ennoblece la vocación de servicio público”. Si la ‘vocación de servicio público’ se concreta en que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La mancha, de cuya Comunidad Autónoma es presidenta María Dolores de Cospedal, le ha desestimado el recurso de reposición interpuesto por su Gobierno y le obliga a mantener abiertas las urgencias en los centros de salud de tres pueblos que recurrieron el cierre de estos centros por decisión de Cospedal -Tembleque (Toledo), Adobes y Durón (Guadalajara)- por estimar el Tribunal que ni el “ahorro económico, ni los fines que se persiguen alcanzar con la contracción presupuestaria son equiparables a los serios riesgos que esta medida puede tener sobre la salud y las vidas humanas”. Si esto “ennoblece la vocación de servicio público” como dice Rajoy, ¿qué podrá ocurrir con la salud de las personas cuando demos con un gobernante que “no tenga vocación de servicio público”? No quiero ni pensarlo.
El problema es que en un país como España, en el que la mentira se perdona con tres padrenuestros y dos avemarías, nunca se podrá evitar que los políticos nos mientan, cosa muy distinta es en otros países como por ejemplo Inglaterra, donde un diputado y exministro ha tenido que dimitir por haber ocultado una multa por exceso de velocidad diciendo que había sido cometida por su exesposa. La Justicia inglesa ha considerado que esto era una actitud de obstrucción a la justicia y le ha condenado a ocho meses de cárcel. Aquí, en España, no es la Justicia quien castiga la mentira sino los obispos las que la perdonan.
Yo creo que en este país ya va siendo hora de acabar con la indecencia, la falta de respeto a los ciudadanos a los que se les insulta y se les miente constantemente y el desconocimiento, por parte de los gobernantes, de la trágica realidad, que nos está masacrando, desconocimiento o desidia, y que nos está llevando al punto de convertir la sociedad, una sociedad donde debe imperar la solidaridad y el bienestar, en una ciénaga como consecuencia del fango que generan muchos políticos, no todos, pero sí demasiados.
Resulta muy alarmante el oír decir a muchos españoles, a muchos y no exagero, que lo que hay que hay que hacer es “coger la escopeta” o “pegarle fuego a algo”. Esto me preocupa y me alarma. Hay gente, cientos de miles de españoles que lo están pasando muy mal, que están padeciendo una situación desesperada y que no ven la luz al otro lado del largo y siniestro túnel. Sus hijos están sufriendo muchas carencias, entre ellas la escasez de medios económicos para poder alimentarlos adecuadamente y la gente piensa en la “escopeta” y el “fuego” y si esto llega a ocurrir, espero y deseo que no, no serán ellos los culpables, sino esos que van presumiendo por ahí de “vocación de servicio público”.