Mi universidad ha sido la vida, y de ella he aprendido muchísimo, tanto que conozco a las personas a nada que me escribo y hablo con ellas. ¿Un don?, puede ser, pero así es. Mi mujer sufre por esto, y muchas veces se atolondra cuando le digo cómo es fulano y mengano…
Yo creo en lo que creo, y no soy radical con la palabra del Señor. Me sirve lo que mi corazón me dicta. No sé hacerlo de otra manera. El Señor no cierra corazones, abre corazones; el Señor no distingue, se alegra de todo el que le sigue, sea de la manera que sea; el Señor se regocija con aquel que Á‰l encuentra y le toma como amigo.
No me gusta que me dibujen las líneas tan rectas, y menos, la palabra de Dios, Á‰l no es así, pero algunos creen que sí.
No me gusta al que le comento algo por un problema con alguna persona y me contesta con frases de los evangelios, leídas a pies juntillas. Muchas las conozco; pero prefiero hablarles en el idioma que ellos conocen y entienden. Me da igual cómo, si el fin es el mismo.
Repito: yo no pregunto cómos ni porqués. Si me piden la mano, se la tomo; si me escuchan y viven o cambian su vida, el Señor habrá obrado en ellos. ¿Me equivoco? Yo creo que no.
Yo no puedo alienar personas en torno a la palabra de Dios, y sí puedo, si el Señor me lo permite, congregar personas salvadas de una vida que es un infierno. Ayudo a muchos con mi forma de hablar y escribir, ¿acaso no es obra del Señor esto?
La gente se merece creer en algo, pero en algo de corazón, no porque te lo repitan desde que te acuestas hasta que te levantas.
En lo que a mi concierne, el Señor no me ha abandonado. Eso creo humildemente. Me hace caer con mis ataques de epilepsia, para que me reafirme… Lo que la droga puede dejar como secuela en estas almas perdidas que no encuentran una mano a la que agarrarse… por lo menos así lo veo yo.
A golpe de Biblia y de palabra del Señor no se sana a muchos, porque luego, en una pérdida de fe, vuelven a caer.
A golpe de valores, creencias firmes, voluntades, educación en autoestima, se reeduca a esas almas en pena y, si luego deciden tomar la palabra de Dios como su camino, sólo ellos lo decidirán.
Si me preguntan, yo les diré en lo que creo y cómo cambió mi vida, pero nunca, nunca les obligaré a seguir a pies juntillas la palabra del Señor. Á‰l no era así. Á‰l hablaba, y el que quería seguirle, abandonaba todo y le seguía. Por ahora, guía mis pasos por buenos senderos, no me he apartado de nada, no he cambiado. Puede ser que el Señor me pida que sea así, y que actúe así. Lo medito mucho y siempre llego a esta conclusión.
Soy sincero y cristalino como el agua. No entro en saber si la Iglesia Católica es mejor o peor que la Evangelista u otro tipos de Iglesias y Religiones. Me parece de lo más dañino para el ser humano. Cada uno es libre de creer y pensar sin que nadie le obligue y le persigan con sermones aburridos y machacones. Hay cosas que no me gustan y las aparto, pero hay personas dentro de ellas que merecen todo mi cariño, por su dedicación hacia a los demás.
Eso sí, siempre están las buenas personas por encima de muchas cosas, y sobre todo, las que son capaces de sacrificar sus vidas por una buena causa. Me da igual su Religión, es más, ni me importa. Me importa mas su corazón.