EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Sabido es que a todo aquel que le afecta algún tipo de tic nervioso le cuesta mucho desprenderse de él e incluso tiene que recurrir a expertos para erradicarlo y quitarse de encima algo que le lleva al trauma, a la depresión y a sentirse acomplejado ante los demás lo cual le conduce a evitar mostrarse en público o a mantener una conversación con otra persona. En muchas ocasiones suele deshacerse del dichoso tic pero para ello tiene que, en primer lugar desearlo con todas sus fuerza y en segundo lugar echarle mucha voluntad, pero al final, con ese deseo y esa voluntad, la mayoría de las personas afectadas lo consiguen.
Pero hay casos “rebeldes” que bien mirado no lo son tanto, el problema no es otro que no hay el más pequeño deseo ni existe la más mínima voluntad de acabar con el problema. Esto es precisamente lo que le ocurre a la derecha. Nadie ignora que en los tiempos en los que la derecha sentaba sus reales a lo largo y ancho de este país tenía un tic, nada involuntario, y ese tic consistía en que a la menor discrepancia o muestra de desacuerdo, en público, por parte de cualquier ciudadano, el tic de la intolerancia y de la prepotencia que sufría y sigue sufriendo, la derecha, llevaba a esta al extremo de que te enviaban a casa a una “representación” de las fuerzas policiales dependientes del ministerio de la Gobernación, que se llevaban al ciudadano “díscolo” a una de sus dependencias donde le practicaban una serie de “reajustes” y le “engrasaban” ciertas partes de su organismo haciéndole ingerir aceite de ricino. El ciudadano salía de esas dependencias “debidamente” “ajustado” y “engrasado”. Vamos, que lo dejaban en “orden”.
Pero ahora la derecha sigue teniendo ese tic pero con ciertos cambios. Evidentemente ahora ya no se puede enviar, así por las buenas, a ninguna fuerza policial a tu casa para que te pongan en “orden”, ahora las cosas han cambiado, estamos en democracia y, eso hay que reconocerlo, la derecha se ha adaptado a los nuevos tiempos -¡que remedio!- y cuando alguien dice algo que a ellos no le gusta oír ya no envían a nadie de uniforme para sacarte de tu casa, bueno sí, al notificador del juzgado. Te envían a este para darte cuenta de que te han metido una querella. La derecha tiene el tic de la querella. Antes te acojonaba con lo de los policías y ahora con plantearte una querella. Tanto es así que le meten querella hasta a los jueces que investigan presuntos desmanes de la derecha.
Aquí, en la Comunidad Valenciana, al director de un instituto público de la alicantina población de Monforte del Cid, se le ocurrió, en protesta por la empecinada actitud del conseller de Educación, Font de Mora, de pretender impartir la asignatura de EpC en inglés, declararlo persona “non grata” y colgó su fotografía boca abajo. El director ha sido expedientado por “falta grave”. Como se le ocurra hacer lo mismo con la foto de Camps, al que cuelgan es al director pero por el cuello.
Cuando no hay voluntad ni deseo, resulta muy difícil cambiar. Si es que la derecha quiere cambiar, cosa que dudo.