¿Por qué lo llamas lobby cuando quieres decir grupo de presión? Por influencia anglosajona, supongo, de allí provienen y allí obtienen su máxima expresión, grupos o grupúsculos que mediante artimañas más o menos legales consiguen obtener el beneficio de la clase política en leyes, normas y reglamentos, eso es un lobby, un grupo de presión, la expresión más perversa de la democracia.
Pero además el lobby financiero ha logrado la cuadratura del círculo, conseguir que sus profesionales de la presión acaben por presionar a los iguales, a los semejantes, ¿y cómo lo han conseguido? Gracias a décadas de persistencia en el pensamiento único, ese que todo lo puede y al que todos nos debemos, o eso dicen.
Todas las administraciones públicas de Occidente están plagadas de mentes brillantes que se han criado al amparo del neoliberalismo económico, del capitalismo atroz e insolidario, mentes receptivas a un mensaje, al mensaje único, que ven obvias las insinuaciones de los grupos de presión y así las aplican sin apenas pestañear sin comprender que la economía es algo más que unas cifras que acaban por cuadrar.
Nadie duda de que el equilibrio económico existe, en el medio-largo plazo todas las fuerzas acaban por compensarse y al final todo acabaría en un mundo perfecto, siempre y cuando se eliminara cualquier atisbo de intervención política, pero, ¿qué pasa con la gente? Sí, amig@, porque aquí no estamos tratando con números, la política económica debe de ir mucho más allá que la teoría económica, porque la segunda habla de número y la primera de personas.
Ahí es donde debe de aparecer la intervención pública en pos del bien común, de la solidaridad inter e intra generaciones, inter e intra regiones, inter e intra países, porque de otro modo estamos condenados a navegar en las procelosas aguas de la indiferencia menos equidistante jamás conquistada.
El problema es que aquellas personas que tienen en sus manos el poder cambiar las reglas de juego aceptan las que les vienen dadas como las únicas existentes, en mi casa se juega así, y carecen del rigor crítico y del valor necesario como para plantarse y ofrecer una alternativa real, una alternativa que piense en las personas antes que en los números.
Y cada vez que una mente díscola parece intentar huir del camino marcado aparecen los lobbies, los grupos de presión, que le encaminan hacia el lado correcto, no vaya a perderse por el lado oscuro y acabar destruyendo su carrera.