Enfoques cooperativos; Hoy: Brasil, Mangabeira Unger tuvo razón, pero también yo.
Sobre las causas que traban el desarrollo y provocan insatisfacción social.
En el año de 2009, concretamente, en el mes de mayo, algunos periódicos publicaron mi polémica con el entonces ministro de Asuntos Estratégicos de Brasil, Roberto Mangabeira Unger que hoy, ante los acontecimientos de insatisfacción social desatados en Brasil, cobran vigencia, según mi modesto juicio.
“Las protestas se originaron como reacción al aumento de 10 centavos en la tarifa del transporte público, pero evidentemente son un reflejo de la inconformidad generalizada en Brasil ante la fuerte carga fiscal, la percepción de corrupción entre los políticos y los deficientes sistemas de educación pública, atención médica y transporte”.
«No es por los centavos (de aumento). Esto es una demanda reprimida, reflejo de la falta de perspectiva para los jóvenes. El transporte también es pésimo. Andamos en chasis de camión travestido de autobús», dijo un participante de la marcha, de 56 años, nos informa el diario La Nación de Argentina*.
En aquella ocasión discrepé con las declaraciones del ex ministro de Asuntos Estratégicos de Brasil, Roberto Mangabeira Unger cuando éste expresó en la ciudad de Medianeira, en el Estado de Paraná (sur), ante miembros de cooperativas agrícolas, señaló que «Brasil hierve de vitalidad emprendedora y creativa, pero está sujeto por una camisa de fuerza de instituciones, prácticas e ideas que suprimen esa vitalidad, en lugar de instrumentalizarla”.
Mi polémica con Mangabeira Unger es en cuanto a que, circunscribe sólo al Brasil en referencia a las trabas del desarrollo y además no denuncia las razones científicas e ideológicas de tal camisa de fuerza a la vitalidad emprendedora y creativa como él las define, cual es la dependencia que sufre toda América Latina que la hacen estancadas económica, social y políticamente porque existe una relación de subordinación con las naciones más desarrolladas y por tanto debe romperse, puesto que impiden ese despegue tan necesario, y esto es lo que no dice Mangabeira Unger .
Coincido ampliamente, sin embargo y lo reconozco, con Mangabeira Unger, cuando éste afirma que el cooperativismo es el mejor camino a seguir para que Brasil dé el salto adelante, que puede y necesita dar, sobre todo teniendo en cuenta la actual crisis internacional, a lo que agrego exponiendo las razones, que eso es posible siempre y cuando modifique Brasil y los demás países las pautas sobre las que rigen su relación dependencia-dominio del capitalismo externo, por tanto, puedan evolucionar hacia un estadio superior de organización de la producción y distribución acompañado de una concepción cooperante de la vida social.
“Brasil debe impulsar revolución agrícola”
Valoré así mismo las expresiones del entonces funcionario brasilero quien afirmó que “el país tiene interés estratégico en que esa experiencia ejemplar del cooperativismo agrícola supere los problemas que enfrenta y pueda ayudar a señalar el camino que el país debe seguir, y el Estado brasileño debe llevar adelante una revolución, y que el terreno más fértil para llevarla a cabo es en la agricultura, en particular, en la cooperativa.”
La Globalización Neoliberal, y esto hay que subrayarlo, última etapa del capitalismo, ha producido efectos devastadores a toda escala y nivel, pretendiendo ahora que la crisis paguemos los trabajadores y productores mientras apretujan las perspectivas de los países subdesarrollados para elaborar y ejecutar políticas económicas que superen las trabas del atraso anacrónico y estimulen así un desarrollo económico y social equitativo, y en ese contexto el cooperativismo es la mejor opción, ya que propone otra realidad que es aquella de que un mundo mejor y digno es posible.
Estas líneas publicadas, y que, hoy lo repito, cobran una vigencia formidable para debatir y discutirlas con mente abierta, por eso apunto queMangabeira Unger tuvo razón pero también yo, pues creo que ambos lo sabíamos de que esa camisa de fuerza se rompería y estallaría socialmente, y esto es lo que no quieren entender los sectores conservadores.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!