¿Entiendes mi corazón henchido
latiendo fuertemente en tu mano?
¿Mis ojos brillantes resplandeciendo
el rostro expectante con todo su fulgor?
¿Comprendes mi sonrisa que se sale
del alma desbordada en mares?
Han retornado las ganas de vivir,
sentir que el estado es de gracia
valió la pena albergarte en mí;
pasado el tiempo, ya eres fruto,
sublime e idéntica emoción
de cuando asomaste tu mirada
al mundo la primera vez.
Tu presencia me alimenta.
Tu sonrisa llena la casa.
Tiendo mi mano, tomo la tuya.
Camino contigo, aquí me tienes.
Te suelto al viento cuando quieras
al regreso siempre, siempre…
mis brazos infinitos están.