¿ Donde se habrán metido?
He buscado en salas de cine, en el túnel de los pozos, en fábricas abandonadas y manicomios, en salas de espera de hospital, en chozas y antros. Nada. No hay manera de encontrarlos.
Aquellos que tanto arengan a la oposición venezolana, denunciando la violencia a que son sometidos y eludiendo la que ellos practican, hoy, ante la pacífica marcha por la dignidad, de elevada asistencia, callan o desaparecen. No es de extrañar. Esta gente, que cede ante el sabotaje mediático, piensan ( a cualquier cosa se le llama pensar) en la dirección que la brújula de la información parcial les indica. Y como los medios callan, ellos ni saben ni contestan.
Acaso sea inocente exponer las causas de este » chitón» informativo, cuando es evidente que mientras en una causa hay intereses económicos favorables, en la otra los hay perjudiciales.
Patriotas de medio pelo, que jamás se han interesado por causa extranjera alguna, hoy demonizan el gobierno de Maduro y ningunean la marcha por la dignidad. A estos seres tan influenciables habría que preguntarles por qué los mismos medios que han puesto el grito en el cielo por la causa venezolana, hoy callan ante la protesta de sus conciudadanos que multiplica, en cantidad y en calidad, a la venezolana.
Sé lo que cuesta replantearse las creencias, pues yo mismo me vi afectado, hace años por el odio visceral a Hugo Chavez , dejándome vencer por la premeditada parcialidad de los grandes medios. Unas preguntas, sin embargo, me hicieron salir del letargo en que se hallaba mi libertad de pensamiento: ¿de quién estoy recibiendo la información? ¿ hay conexiones directas entre el medio informativo y los interesados (económicamente) en que el público lo crea cierto?
Las respuestas fueron reveladoras: estoy recibiendo información de la oligarquía mediática, medios que subordinados a sus avalistas, y éstos a su vez a sus avalistas norteamericanos, obtienen más crédito ( hipotecario, no argumental) en la exposición de ciertas escenas que, sacadas de contexto y obviando otras , les benefician. Sin embargo, nadie que no esté dispuesto a dudar de su tesis podría cambiar de opinión.