En Quito, me golpearon estos graffiti: “¡Ya basta! Todos somos inocentesâ€. Ellos, los pobres, también.
“Les propongo legalizar la vida y dejar salir al sol todos los dÃasâ€. No parece una propuesta desproporcionada, legalizar la vida.
“No permitas que la moral te impida hacer el bienâ€. Si lo que muchos entienden por moral continua enviando a la desesperación a millones de personas, es natural que nos pongamos de parte del bien y de la justicia. Al fin y al cabo, habÃamos quedado en que la moral que rige el llamado progreso no es sino un invento de la razón al servicio de unos intereses. Como lo fueron los supuestos diez mandamientos ‘entregados’ en la cima del Sinaà al conductor de un pueblo contumaz para poder gobernarlo y mantenerlo unido ante los expolios que iba a acometer entre quienes habitaban una tierra que les apetecÃa a ellos. Eso sÃ, en nombre de su dios y del pacto establecido con el ‘pueblo elegido’.
Es increÃble adonde puede llegar la estulticia humana sostenida por Estados Unidos, cuyos mandatarios han declarado que “Israel tiene derecho a defenderseâ€. Pienso en la pretensión de un pueblo que buscaba un hogar y se quedó con todos los territorios enviando al exilio a sus habitantes. Ellos, que padecieron deportaciones y exilios reproducen esos crÃmenes en otras personas en una acción que podrÃa acumular injustamente carbones encendidos sobre las cabezas de sus hermanos en la diáspora. ¿Dónde queda ya el “ojo por ojo†si planifican asentamientos en tierras palestinas? Actúan desde el portaaviones estadounidense mientras su poderoso lobby influye en la potencia que decide los destinos del mundo en función de sus intereses.
“¿Hasta cuándo estaremos esperando lo que nos pertenece?â€, proclama un graffiti. Si esto lo leemos en Rilke “es menester que nada extraño nos acontezca fuera de lo que nos pertenece desde siempreâ€, entonces, nos admira su belleza, pero en una pared desnuda algunos denuncian invasión de propiedad.
Consideremos estas perlas: “La justicia tarda, pero no llegaâ€. “No sé adónde voy, pero sé que debo irâ€. “Pobres del mundo unÃos, última llamadaâ€. “Vivimos la resaca de una orgÃa en la que no participamosâ€. “¿Hasta cuándo seremos los pacÃficos dueños de tanto absurdo?â€
Pero no han de alarmarse las gentes de orden, todavÃa, porque estos descamisados vienen con unas intenciones que nadie sospecharÃa: “Retomaremos la ira hasta volverla esperanzaâ€. A pesar de ser conscientes de que “Jesús no viene por falta de promotor adecuadoâ€Â y, a veces, se desaniman “OlvÃdense de lo que soñaron, sus sueños ya fueron vendidosâ€. Lo saben. “Somos mártires de una causa perdida, pero seguimosâ€, ya que, “Cuando habÃamos aprendido las respuestas, nos cambiaron las preguntasâ€. ¿Acaso no nos suenan estos cambios en el sistema para perpetuar las injusticias?  “Nos quieren privatizar hasta la memoriaâ€. “Privatizar, privatizar ¿quién piensa en redistribuir?†Y aportan pruebas: “Quieren iniciar el futuro mientas subastan el presenteâ€. Pero luchan a pesar de esto “Nada y nada. Hasta salir de la nadaâ€. ¡Parece un texto de Qohélet, el Eclesiastés de la luminosidad nublada!
A veces, les acomete la desesperanza “No nacimos para sobrevivir, nacimos para esperar en vanoâ€, pero insisten haciéndose eco de nuestras ecológicas campañas “No mate los ideales, son especie en extinciónâ€.Han leÃdo a Brecht y golpean “Hay hombres que luchan un dÃa… ¿y el resto?â€. No les falta el humor “La policÃa me persigue, y yo pintando esta paredâ€, “Sr. Dueño de esta casa, no es nada personal, pero su pared blanca tiene un no sé quéâ€, y remata en otra fachada “Si esta pared es el lÃmite de su propiedad, déjenos decorar sus limitaciones†porque nos desconciertan con verdades como puños “Nuestra única deuda es con la alegrÃa de los niñosâ€.
¿Qué decir? Y llaman como testigos franciscanos a las aves del cielo “Menos mal que los pájaros se siguen cagando en las estatuasâ€Â porque, “Cuando a la mierda le pongan precio, los pobres nacerán sin culoâ€.
No obstante, el más conmovedor para mÃ, y que me estremece hasta las lágrimas, es este grito de soledad que anuncia la desesperación de quienes ya no tienen nada que perder: “¿Hay alguien ahÃ?â€
Porque yo, a veces, también me lo pregunto desde mi soledad elegida para poder liberarme del fardo que me agobia.