Por una república democrática y social
Para muchos, la oligarquÃa financiera, las grandes empresas, la Iglesia, los polÃticos y los dirigentes sindicales, esta democracia es una fiesta. Es una orgÃa en la que participan todo tipo de depredadores de orÃgenes conocidos y perfectamente identificables. Con razón defienden la monarquÃa parlamentaria y las polÃticas neoliberales impuestas por el Gran Kapital y el nuevo imperialismo “neoliberalâ€.
Construido a partir de otro sistema: la Dictadura franquista. Esta democracia oligárquica ha ido integrando en su estructura estatal tanto a la derecha como a la izquierda institucional y de ella reciben su alimento. Y sus beneficios. Y sus privilegios. Desde el momento en el que un sistema se construye sobre la idealización de la propiedad privada de los medios de producción no deberÃa extrañarnos que esta propiedad decida devorar la propiedad pública. El bienestar social. La corrupción es su forma necesaria de funcionamiento. Porque emana del propio sistema. Toda la casta, integrada por la clase polÃtica, el clero y la oligarquÃa, forma el ingrediente con el que el sistema elabora su propio fango.
 Es el sistema lo que habrÃa que cambiar porque sólo asà desaparecerÃan toda su casta de privilegiados, codiciosos y chulos que encima pretenden dar lecciones de moral en nombre de la ley de la selva. Su ley.
Un sistema que garantiza a las minorÃas apropiarse de lo público en su exclusivo beneficio. Destruir el bienestar social para enriquecer a unos pocos. Condenar a la miseria y al paro indefinido a millones de personas y millones de jóvenes. Es un sistema al que le es indiferente la suerte de los ciudadanos. Los mismos que, participan en el ritual de las elecciones. Y eligen a los depredadores que se encargarán de saciar la codicia de sus amos privando a los ciudadanos de lo que es suyo y no del Estado: el Bienestar social.
Que exista una ideologÃa llamada “neoliberalismo†y que esta ideologÃa justifique el sálvese el que pueda, que, casualidad, siempre son las oligarquÃas las que se salvan, es, no sólo inmoral, es una aberración en cuyo nombre se cometen, impunemente, los mayores crÃmenes contra los ciudadanos. Contra esos que están y permanecerán en el paro, contra esos que han sido echados de sus casas, contra esos que han sido privados de sanidad y calidad educativa, contra todos los que tienen derechos…
Mientras los ciudadanos son privados de su propiedad pública y necesaria en nombre de la propiedad privada de los medios de producción, ellos, la casta de privilegiados, contemplan desde sus balcones, digiriendo todavÃa la última langosta que acaban de devorar, cómo trata de sobrevivir el pueblo al que van privando de lo más elemental.
El sistema nació corrompido porque se creó en sus orÃgenes para enriquecer a unos a costa de los otros. Es el sistema lo que habrÃa que cambiar porque sólo asà desaparecerÃan toda su casta de privilegiados, codiciosos y chulos que encima pretenden dar lecciones de moral en nombre de la ley de la selva. Su ley.
Toda alternativa a este sistema es necesaria. La izquierda ya no da más de sÃ. Existe y se ha mantenido en el sistema, en el Estado, por la ilusión de muchos y porque transformado su gestión a colocarse unos y otros dentro del sistema.
¿Qué se puede esperar de unas fuerzas polÃticas de izquierda institucional que participan, junto con la oligarquÃa y los demás depredadores, en la juerga que se han montado para uso exclusivo de ellos?Esta democracia, su democracia de privilegiados y para los privilegiados, es una tarta que se la están comiendo.
¿Qué ocurrirá después?