Sociopolítica

Pablo Iglesias y los podemitas se cayeron del guindo

zonbies podemitas

Los podemitas… como zombies perdidos… Foto: Pixabay

De podemitas…

… a no podemitas.

Todo parece indicar que Podemos, aparentemente, va superando algunos de sus traumas, como bajar de los cielos, e incluso olvidando aquel cuento de hadas titulado «Sorpasso», acusando de su autoría a mal intencionadas empresas demoscópicas o bien a plumillas malévolos vendidos a la derechona. Si bien es menester reconocer que Pablo Iglesias ha reducido su agresividad, carente de ingenio y más propia de repúblicas bananeras. Inexorablemente las novatadas pasan factura y el líder podemita, con todos los merecimientos, las está padeciendo en primera persona.

Lo que ya resulta más difícil es el ofrecer a su militancia una explicación creíble y coherente sobre como se evaporaron de «Unidos Podemos» el millón largo de sufragios en seis meses, tras firmar la coalición con IU. Impacto que ha supuesto a esta formación pasar a ocupar el tercer puesto del arco parlamentario, que inevitablemente ha generado tensiones entre las distintas familias adscritas a Pablo Iglesias e Iñigo Errejón.

El debate sobre la recreación de un nuevo Podemos constituye una necesidad y ya ha comenzado, con independencia de que se adelante o atrase la fecha de celebración del Congreso Extraordinario. La discusión girará sobre las ventajas e inconvenientes que pueda aportar la reciente alianza con Izquierda Unida. Hasta la fecha, el único que lo tiene claro es el Secretario General de IU, Alberto Garzón, toda vez que su partido, sin el milagroso advenimiento de Podemos, quedaría relegado a un plano puramente intrascendente , dando cobijo a cuatro nostálgicos y condenados a la desaparición.

Otro de los diversos errores cometidos por Podemos ha consistido en la creación de una brigada de voluntarios, para revisar la posible existencia de irregularidades en el recuento de los votos del 26-J, aludiendo a la comisión de un pucherazo en busca de un mejor resultado electoral que no apareció. La iniciativa de tal revisión fue adjudicada al parecer los votantes. Argumento de ínfima credibilidad y si una pataleta más el trabajo inútil desplegado por 200 voluntarios…

Cuando las desavenencias partidarias son internas, tratamiento y soluciones son mucho más complejas, dado que desconfianzas y recelos no desaparecen fácilmente, sino más bien todo lo contrario. En contra de lo deseado por los fieles de Iglesias, entre las bases del partido está creciendo el prestigio de Errejón, siendo considerado un dirigente más prudente y eficaz que del propio Secretario General, siendo el primero en criticar y vaticinar que la mencionada coalición con IU sería un desastre, advirtiendo que no solo nada aportaría sino que supondría un lastre para el futuro de Podemos, como ha quedado demostrado con los pésimos resultados del 26-J, y en política, sin votos, estás sobrando.

No nos equivoquemos, Pablo Iglesias tuvo su momento de gloria mientras gozó del tremendo apoyo de los medios, destacando la entrega de «La Sexta» y ocasionalmente de otras cadenas. Nos encontrábamos ante un fenómeno político totalmente novedoso en España y con una trayectoria de crecimiento inaudita. Razón de más para que las citadas empresas de comunicación se volcaran con este mesías de la política y llamativa frondosidad capilar, pero obviamente, cuando aparecieron los problemas de todo tipo, el suflé comenzó a desinflarse como era lógico. Posteriormente, dichas empresas «privadas» comprobaron que tanto el personaje como su formación política iban de mal en peor modificaron su estrategia, puesto que lo único que realmente les ocupa y preocupa es que la última línea del balance refleje los mejores resultados. Tras demostrarse finalmente que todas aquellos tácticas de insultar, provocar y descalificar eran un fracaso que no se traducía en votos el tinglado se vino abajo.

Cada vez son más los que desconfían de que el futuro éxito de Podemos provenga de la vinculación con IU, si bien por parte de la dirección del partido se está tratando con gran delicadeza la manera en que se abordará el tema en el próximo Congreso, teniendo en cuanta que es su líder, Pablo Iglesias, el gran auspiciador del pacto con IU, y la juventud española, que no es solo la que vive en Vallecas, demandan acertadamente otro tipo de Gobierno de cambio y no a cargo de Rajoy precisamente, pero no defienden ni son partidarios del obsoleto Partido Comunista.

Transcurridos 20 días desde la debacle electoral, incluido el fiasco de los sondeos de opinión, es muy sano que la dirección de Podemos entone el mea culpa, pero sin centrarse exclusivamente en un solo motivo para justificar su millonario fracaso, admitiendo que las causas son varias aunque de distinto peso y repercusión. Descartando las deplorables formas e inadecuado tono empleado por Pablo Iglesias durante las negociaciones mantenidas con el PSOE, con el negativo resultado por todos conocido, fue debido en parte por la desmedida ambición exhibida por ambos líderes y percibida por sus posibles votantes, que ante tan desafortunada postura, optaron por quedarse en sus casas y no volver a votar a Podemos.

Añádase a dichos despropósitos, quizá por falta de experiencia, las desafortunadas maneras parlamentarias que hasta el propio Iglesias reconoció, unido a la nefasta gestión municipal realizada por las alcaldesas Carmena y Colau en Madrid y Barcelona, que aunque no conste en el capítulo de errores forma parte de los desastres podemitas que han creado tal desconfianza que extrapolándolos a un posible Gobierno de Podemos, causarían tal ambiente de dudas e incertidumbre que el otorgarles el voto podría suponer un suicidio nacional.

Con posterioridad a la resaca electoral, el panorama y expectativas de la formación morada se presenta harto complejo. No tienen nada claro e intuyen que su futuro pasará por ejercer una oposición de segunda clase y al rebufo del PSOE, y como consecuencia convertirse en irrelevantes. Los socialistas, una vez superado el engorroso y desesperante trámite de la investidura y formación de Gobierno, caso escasamente posible de no vernos en la obligación de realizar unas terceras elecciones, se están preparando a conciencia para asumir todo el protagonismo y ejercer una oposición lo más dura posible. En el PSOE conocían que tras las elecciones, la estrategia de Podemos consistiría en poder ocupar ellos tal responsabilidad pero fracasaron, con el riesgo, insistimos, de convertirse en un partido residual o testimonial y dar por terminada su esperpéntica carrera política.. Podemos ha perdido una gran parte de su atractivo inicial y recuperarlo, entrañará grandes dificultades, sin olvidar que cuatro años en la oposición y con sus debilidades y carencias, queman mucho…

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.