Devolver al paciente a su entorno lo antes posible es el principal objetivo de la cirugía sin ingreso. Ayuda a solucionar la masificación hospitalaria sin poner en peligro la salud de la persona intervenida. Cada plaza que deja de ser ocupada por un paciente operado, permite que otro ocupe su lugar y se reducen de forma significativa las listas de espera.
En intervenciones quirúrgicas de este tipo, aunque el paciente pasa poco tiempo en el hospital, no se descuidan en ningún momento las atenciones necesarias. Profesionales sanitarios elaboran un plan para cada caso anteponiendo la seguridad y la salud a cualquier otro criterio. “Desde que se llama al paciente para citarle a la cirugía hasta que se le da de alta por la tarde, somos los enfermeros los que hacemos un seguimiento individualizado de cada uno, transmitiendo confianza y seguridad”, afirma Ángeles Luengo, supervisora de Enfermería de la Unidad de CMA del Hospital Clínico de Zaragoza (España).
La cirugía sin ingreso está restringida a procedimientos mínimamente agresivos que apenas generan efectos secundarios. Además nadie vuelve a casa sin ser sometido a un riguroso test que asegura que su estado es el apropiado para llevar a cabo su post-operatorio en el hogar. Contacto directo con personal sanitario, la realización de las curas necesarias y sobre todo la educación del paciente aseguran el éxito de esta técnica que ya supone el 40% de las intervenciones quirúrgicas en España, según datos de la Jornada de Actualización en Cirugía Mayor Ambulatoria organizada por el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza.
“Si todo va bien, pues claro, mejor en casa”, declaraba al programa España Directo de Radio Nacional de España Juan Carlos, intervenido de una fístula y que se recupera en su hogar. Ha recibido el alta hospitalaria pero no el alta médica. Aún se encuentra en un proceso de recuperación aunque no permanezca ingresado en un hospital. Toda persona que pasa por un quirófano necesita una serie de cuidados y condiciones que en muchas ocasiones el propio operado puede proporcionarse a sí mismo. Siempre asesorado por un equipo de profesionales que elaboran un plan personalizado destinado a minimizar los riesgos y las complicaciones.
Juan Carlos se recupera en su entorno, que ha sido examinado con anterioridad y calificado como apropiado. Su domicilio se encuentra cercano a un hospital y tiene unas condiciones higiénicas óptimas.
La cirugía sin ingreso es una técnica innovadora con visibles beneficios sociales. Este tipo de iniciativas demuestran los beneficios que se obtienen de las inversiones en investigación e innovación. Con la llegada de la crisis económica y los recortes que gobiernos de todo signo aplican en diferentes países, estas inversiones han disminuido. La cirugía sin ingreso ayuda a agilizar las listas de espera, como sostiene Alfredo Jiménez, jefe de la unidad de cirugía mayor del Hospital Lozano Blesa. Cada cama que no es ocupada tras una operación puede ser empleada para atender a otra persona. Esto permite que los hospitales traten a más enfermos, aumentando su carga de trabajo pero también su efectividad. Aunque el gasto económico se incremente, el beneficio social que produce aumenta de forma innegable. Y sin suponer ningún riesgo para la salud de los ciudadanos.
Recibir educación como pacientes nos permite afrontar la recuperación con más seguridad. Nos ayuda a mantener la calma en situaciones de enfermedad y a proporcionarnos autocuidados básicos sin incurrir en la automedicación. Si como usuarios de la Sanidad Pública aprendemos a seguir de forma adecuada los tratamientos recetados y a utilizar centros sanitarios más pequeños -como ambulatorios- para enfermedades de poca gravedad, contribuimos a disminuir la masificación de los hospitales. Es importante comprender que si abarrotamos la sección de Urgencias de los hospitales al primer indicio de catarro, retrasamos la atención de personas que necesitan cuidados urgentes.
Nuestras acciones como usuarios también ayudan a maximizar los recursos públicos. Obtener el mayor provecho de ellos también depende del ciudadano. Cosas tan sencillas y en apariencia nimias como un empleo adecuado de ambulatorios y centros de salud aligeran la asistencia a las secciones de urgencias de los hospitales.
Todos podemos contribuir a la consecución de un sistema sanitario más efectivo. Un paciente educado es capaz de realizar un uso responsable del sistema sanitario público sin renunciar en ningún momento a su salud.
Javier Fernández Díaz
Periodista