Sociopolítica

A comprar, imbéciles

El Presidente que nos ha caído en suerte ha rizado el rizo en cuanto a agudeza económica y sentido de la justicia social.

Ya no se escapa a nadie que, a pesar de la naturaleza mundial de la actual crisis económica, en España su incidencia y sus perspectivas de futuro son especialmente negativas, debido a determinados factores que, ahora sí, los analistas económicos han tenido a bien desentrañar: la baja productividad de la economía española, la escasa competitividad y la poquísima inversión en innovación, todo lo cual se debe a que, en vez de invertir en sectores de futuro, nuestra actividad y nuestro crecimiento se han centrado en el mercado inmobiliario. La ilusión de una economía creciente por encima de los países de nuestro entorno; el insólito comportamiento servil de la demanda, para la que los precios nunca resultaban excesivos; la imprudencia de un sector bancario arrastrado por la injustificable conducta de unas cajas de ahorros manipuladas por el poder político… Todos estos eran elementos que, antes o después, nos tenían que llevar a la situación actual.

Pero aquí estamos, y es el momento no de lamentarse, sino de buscar soluciones. ¿Y qué soluciones se le ocurren a Zapatero?

Primero: ¿Reformar en profundidad un sistema educativo en que se desprestigia el esfuerzo, se niega la autoridad de los profesores y se impide el aprovechamiento del talento de los mejores? ¡No! Zapatero ha decidido que basta con regalar un portátil a cada alumno. Esta medida es tan eficaz como regalarle un destornillador a un chimpancé y esperar que se haga mecánico. Sin esfuerzo, sin motivación y sin contenidos no hay aprendizaje. Por mi parte, en vez del portátil les pueden regalar la Play o el XBox.

Segundo: ¿Fomentar la inversión en sectores de alta cualificación y de futuro? ¡No! Zapatero siente nostalgia de la época dorada del ladrillo y se ha propuesto castigar a los que, prudentemente, están aplazando su decisión de compra a momentos mejores. De eso nada: aquí, a comprar todos o se acaba la desgravación. Los que, a partir de 2011, quieran comprarse una vivienda, deberán olvidarse de la correspondiente deducción en el IRPF, salvo que ganen menos de 24.000 euros al año (éstos no hace falta ni que se molesten en pedir la hipoteca a ningún banco). Se quiere reactivar así el mercado inmobiliario, obligar a que los compradores se decidan ya. Así volverán a repuntar los precios y habrá que comprar otra vez sea como sea, para no perder una desgravación que puede llegar a ser muy sustancial.
El mensaje es claro: ¿Qué os habéis creído, españoles? ¿Que podéis decidir cuándo se compra y cuándo no, atendiendo a las condiciones del mercado? ¡No mientras yo gobierne! ¡Ya estáis comprando, imbéciles, y no hagáis que me caliente!

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.