¿A costa de lo que sea? A costa de lo que sea. Da igual que la zancadilla se la pongas a uno que a otro o a una que a otra. Total, la ética profesional se arrastra por los suelos y las cualidades del alma se caen a colgajos desde los campanarios. Bueno, brother, pero en algún pedrusco se podrá sentar el menda a filosofar, ¿no? Quiero decir, a no hacer nada, solamente a pensar; que eso ni se compra ni se vende. Haz lo que te dé la gana, hay libertad. Y en eso llegó Fidel y mandó a callar: a los que más que hablar balbucean y balbucean subidos al púlpito de su purpúrea existencia, de oro hasta las cejas y el báculo repletito de muescas; a los que desconociendo al populus –que nunca dieron un palo de verdad al agua- se descamisan para estar al nivel del lugareño e inician una gira, villa a villa, con los aforos de las alhajas porque al señoritingo se le ve venir nada más doblar la esquina y eso ya no cuela; a los que desmantelan las urnas, se apropian del voto y lo escurren sin vergÁ¼enza alguna hasta que en los bolsillos ya no cabe un alfiler y así el robo se consuma.
Anda, vente pa Sevilla. Deja el pedrusco, deja de pensar y vente pa Sevilla. Tú no sabes la que está cayendo en Sevilla. A la caló me refiero. Pues hombre, de campo que eres tú y aventurero, sin problemas compañero. Te hablaré del que hizo del no su bandera, ¿acaso verde, blanca y verde? El no por el no. De irresponsable manera el no. Á‰sa es la jugada, por la derecha, del mozalbete aspirante, como por aquí le llaman. Que dependiendo del evento o del momento se quita o se pone la corbata, y hasta se atreve con los vaqueros. Es que donde hay percha, amigo… Ya. Mas de la percha lo que cuelga es una política adormecida en los túneles del tiempo, de un fariseísmo ilimitado, de casetitas de feria, de puro de Cuba (?) en la boca y en el albero medio muerto el astado, de flamenquito que no de flamenco. Un cortijo gigante administrado por su manijero, vaya. Para triunfar a costa de lo que sea, dice. Y a los que le bailan el agua, ¿cómo le ponemos?, ¿en qué parada quieren los señoritos que se les apee?, ¿un jabuguito, jefe?, ¿la alfombra roja para el galán de Andalucía?
Para triunfar, ya te lo he dicho, a pensar. A pensar, sin que te importe que rebose el pensamiento sobre el monolito de la solidaridad, del esfuerzo conjunto. ¿A costa de lo que sea? No, a costa de lo que sea no. Que porque aquél se tire al pozo tú no te vas a tirar, ¿verdad? Es un poner, caramba. Aunque, a veces dan ganas de… No te preocupes, que no te engatusen, que no te suban al carro floreado de la negación en peregrinación constante. Sabes que aplicando una doctrina coherente “las necesidades de los muchos han de estar por encima de las conveniencias de unos pocos”, que dijo Álvarez Palacios en su día. Así debería de ser, desde luego. La vivienda, la muerte digna, la discapacidad, la inmigración, el sistema educativo, los solares de la deuda: normas sobre la mesa de esta tierra. Y la cultura de la sangre, contra la que nada ni nadie puede. Y las palabras de Plácido Fernández Viagas: “las palabras, muchas palabras nos hacen falta, para las nuevas coplas. Las coplas de la vida. Que sea, de ahora en adelante, amigos, la vida, la vida la que toque la guitarra”.