Más de 72 millones de personas en todo el mundo se ven obligadas a abandonar sus hogares e, incluso, sus países, según el último informe realizado por Cruz Roja. Son migrantes forzosos y las causas son muy diversas: hambre, violencia, conflictos, persecuciones, cambio climático… Millones de personas que cada año son obligadas a dejar su entorno y vivir desarraigados sin saber cuándo podrán volver.
“Uno de cada cien personas del planeta se ve obligado a emigrar”, denuncia la Cruz Roja. Y lo alarmante es que la cifra no deja de aumentar. El Acnur, la Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas, alerta de que estamos ante cifras récord de refugiados en el mundo. La mayoría, alrededor del 80%, provienen de países empobrecidos del Sur y el 49%, dice Cruz Roja, son mujeres y niñas. Así, la población más vulnerable es la que se ve forzada a abandonar sus casas y emprender un largo camino para mantenerse a salvo.
La pobreza y el hambre son dos de las causas por las que las personas tienen que ponerse en camino. En la actualidad, 870 millones de personas pasan hambre en el mundo. Millones de familias se ven obligadas a marcharse a las ciudades o a otros países en busca de comida y de un futuro para sus hijos. Hambrunas como la del Cuerno de África y la del Sahel pusieron en peligro la vida de más de 25 millones de personas. Sólo Kenia y Etiopía recibieron más de un millón de personas que abandonaron sus hogares por la sequía y el hambre.
La inseguridad y los conflictos armados son otras dos importantes causas de las migraciones forzosas. Siria, Malí, República Democrática del Congo, Afganistán… son países con conflictos que obligan a sus habitantes a dejar sus países o ciudades para evitar la muerte. En Malí, en el último año, alrededor de 400.000 personas han tenido que dejar la zona Norte del país para buscar refugio en las ciudades del Sur o en países vecinos, como Mauritania o Burkina Faso. En el caso de Siria, un millón de sirios, según el Acnur, vive hoy en Jordania, Líbano o países del Norte de África por el temor a la guerra, que dura ya más de dos años y que, como siempre, sufre la población civil de manera extrema.
Las persecuciones por cuestiones políticas, de raza o de religión también obligan a miles de personas a buscar nuevos lugares de residencia. También la situación económica y de crisis global está obligando a muchos jóvenes a migrar para buscarse un futuro y tener la posibilidad de trabajar. Tan sólo en España, más de 300.000 jóvenes han emigrado en busca de una oportunidad.
Sin embargo, la causa que provoca más migraciones forzosas es el cambio climático y más de 25 millones de personas han tenido que dejar sus casas por motivos medioambientales. De hecho, la ONU advierte de que el número de migrantes o refugiados climáticos pueda llegar a alcanzar unos 200 millones de personas si la situación no cambia de manera drástica. Inviernos cada vez más largos, monzones más copiosos, lluvias torrenciales, sequías más graves… hace que se pongan en peligro cosechas y ganados y obliga a millones de personas a buscar lugares mejores para poder vivir y desarrollar su actividad económica.
Gobiernos y organismos internacionales tienen que intentar cambiar esta dinámica. Si no conseguimos frenar las causas por las que millones de personas se ven obligadas a buscar su futuro alejados de su entorno, el coste humano, social y económico será demasiado alto.