EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Vamos a tomarnos las cosas en serio, no nos riamos como lo hacíamos con Gila cuando desgranaba la factura del colegio al que asistía su hijo.
Cada vez estoy más convencido de que salir de la crisis va a ser corto plazo, mi pensamiento a este respecto es más optimista que el de Rajoy que ya es decir. ¿Qué en que se fundamente esta apreciación mía? Muy sencillo, no hay más que ver el talento de nuestros políticos para inventarse impuestos y tasas a fin de aplicarlos a todo aquello que para los ciudadanos es imprescindible. Quién nos iba a decir que a todo aquel alumno que se llevara su fiambrera con la comida del mediodía para consumirla en el mismo colegio iba a tener que pagar tres euros por el hecho de utilizar un microondas y una nevera para usarla colectivamente a fin de que la comida se conserve en condiciones y se pueda calentar para consumirla. Saque usted cuentas y calcule lo que puede costar un calientaplatos y una nevera de unas ciertas dimensiones, al lado de lo que los políticos derrochan en fanfarrias y en obras faraónicas para perpetuar su memoria la cosa no tiene comparación, eso cuesta cuatro perras gordas, pero claro eso supondría el tener un “detalle” con el pueblo y no es bueno que el populacho se acostumbre a estas cosas. Es de esperar que no suceda lo mismo en lo que respecta al uso, también imprescindible, de las aseos de los colegios, las necesidades fisiológicas son ineludibles y más que necesarias, así es que los estudiantes o hacen esos “deberes” en su casa antes de entrar en el colegio o a pagar. No se ría usted, yo no me río. Otro tanto puede ocurrir con la calefacción, ¿a que se acuerda usted de Gila cuando reclamaba sobre lo que pagaba por la estancia de su hijo en el colegio? Pues fíjese usted, aquello nos daba risa, pero mire como terminan las cosas. A la fiambrera me remito. El “canon sobre la fiambrera” ha comenzado en Cataluña y en la Comunidad Valenciana ya han apuntado que es posible, lo será, el que apliquen este pago a los alumnos que se lleven la comida de casa.
Estas cabezas pensantes, más bien mentes calenturientas, van rebuscando por todas partes para encontrar la forma de recaudar más dinero y se han dedicado a “atacar” a todo aquello que es imprescindible, sin ir más lejos ahí tiene usted la subida del IVA por servicios funerarios, del 8 ha pasado al 21%, un 13% más caro cuesta morirse y “palmarla” es “imprescindible”, de hecho algunos ayuntamientos ya han subido las tasas por los servicios municipales en los cementerios, que yo sepa Elche y Granada, ambos PP, yo lo han hecho. No se extrañe usted si un mal día nos despertamos con la mala noticia de que hay que pagar por circular a pie por la acera, porque esto produce un desgaste en las losetas que la conforman. Insisto, no se ría usted, recuerde que ya pagamos un impuesto local para que nuestro vehículo pueda circular por las calles sin ser multado por ello, por cierto, ¿a usted le ha explicado alguien el porqué de ese impuesto? Ve como no hay que reírse. Más gordas las veremos. A propósito, quiero recordar que donde primero se aplicó el Impuesto Municipal de Circulación de Vehículos fue en Barcelona, en Cataluña, creo que en aquel entonces el alcalde era José María de Porcioles, de esto ya hace muchísimos años y detrás fue el resto de España. Vamos a tomarnos las cosas en serio, no nos riamos como lo hacíamos con Gila cuando desgranaba la factura del colegio al que asistía su hijo porque a veces lo que nos parece que no pueda ocurrir nunca se hace realidad. Para desgracia del personal, claro. Alegrías pocas. Ninguna.
Acabo comentando que un buen amigo me viene diciendo: “Pascual, no hay más remedio, tendremos que ir a las barricadas” me lo ha dicho en varias ocasiones y al final le he dicho que se olvide de ello que lo que puede suceder, seguro, es que cuando estemos levantando la barricada venga un inspector municipal o la policía local, y nos exija bien que le mostremos el pago de la tasa por permiso de obra para construirla o bien el pago por ocupación de vía pública tal y como hacen los bares y cafeterías. Le vuelvo a advertir, con todo respeto, que no se ría, estamos atravesando unos tiempos en que los gobernantes andan bastante desnortados y por ello lo más inverosímil puede convertirse en una dura realidad. Acuérdese de lo de Gila.