Sociopolítica

¡A mí, que los arrollo!

EL CRISOL    –    Pascual Mogica Costa

                  

     A aquel célebre medio  centro del Athelic de Bilbao conocido como Belauste que participó con la selección española de futbol en los Juegos Olímpicos celebrados en Amberes en 1.920 y en los que España obtuvo la medalla de plata, le ha salido un imitador. La historia nos recuerda cuando el bravo Belauste dijo aquello de: “¡A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!” pidiéndole a su compañero que lanzase un centro al área y le marcó un gol a los suecos entrando en la portería con el balón pegado en sus pies, lo que dio paso a aquella tópica o mítica leyenda de la “Furia Española”. De igual modo ha venido a manifestarse Rajoy, cuando ha hablado de sus posibles rivales en la contienda electoral a celebrar en 2.012.

      Es normal. Después de una opípara cena de Nochebuena, con su marisco, su asado, en Galicia hay muy buenas carnes y que vamos a decir del marisco, todo ello regado con un buen Cava o un Albariño o un Cabernet Sauvignon, para continuarlo con unos turrones o una buena tarta de Santiago y al día siguiente, día de Navidad, degustar un magnífico cocido acompañado por un buen vino, y las ya mencionadas golosinas, para finiquitar ambas comidas sentando frente a la chimenea al calor de chispeantes troncos fumando un buen puro, que gusta mucho a Rajoy,  y saboreando un delicioso licor, después de todo esto es normal que se dé rienda suelta a la euforia y que cualquier mortal no pueda resistirse a darse un triunfalista homenaje que puede ser de distinta naturaleza. En el caso de Rajoy su euforia, propia de los efectos de una buena comida, le ha quitado las penas o bien le ha sucedido eso que se concreta en la siguiente frase: “Al dolor de cabeza, el comer le endereza”, de ahí que se haya sentido eufórico y haya podido pensar eso de: ¡A mí, que los arrollo! mencionando expresamente a Zapatero, Rubalcaba, Pepiño o la Chacón, así los menciona. El pobre infeliz se ha puesto en plan machote y se cree una especie de Belauste. No se da cuenta de que nadie le quiere, ahí están las encuestas, y hasta los suyos le cuestionan. Si llega a la presidencia del Gobierno será fruto de las circunstancias y se podrá decir aquello de que él no podía llegar a más y España a menos.

     En fin, lo dicho, son momentos, estos de las Navidades, en los que uno acaba tomando bicarbonato para aliviarse de las molestias de una abundante pitanza o, como en este caso,  mostrándose exageradamente optimista.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.