EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Hace unos días, concretamente el pasado día 16, tuvo lugar en Valencia, con motivo de Feria Valenciana, un acto organizado por la Generalitat Valenciana, al que asistieron unos cuatrocientos empresarios. El acto sirvió para que los enfervorizados patronos mostraran su adhesión inquebrantable al Molt Honorable Presidente de la Generalitat Valenciana, Francesc Camps.
Camps, situado sobre un lugar preeminente y a cuya espalda se podía leer un lema que decía “Medidas Especiales” no se exactamente a que medidas se refería si a las que le tomaba su sastre, José Tomás, o a las medidas que Camps piensa aplicar para acabar con la crisis. Si es esto último, vamos por la “tropecientos mil”, ninguna de ellas se ha materializado, pero él las propone y los empresarios se las creen. Así vamos funcionando en la Comunidad Valenciana.
Pero no es este el motivo de este escrito, no, la causa no es otra que el presidente de Feria Valencia, Alberto Catalá, que por cierto también contrató, según la prensa, con Orange Market, pero que tampoco ha aclarado su relación con la trama, reclamó “unidad” entre empresarios y políticos y evidenció el respaldo a Camps. “Los empresarios te necesitamos más que nunca. Y quienes en estos tiempos quieren ofenderte, nos ofenden a todos los valencianos, y los que te quieren dañar, nos hacen daño a todos los valencianos” remarcó Catalá dirigiéndose de forma directa a Francesc Camps. Estas palabras de Alberto Catalá son las que me han obligado, por decirlo de algún modo, a escribir este comentario, que más que un comentario es un mensaje a mis amigos que viven fuera de la Comunidad Valenciana, para decirles que estén tranquilos, que yo como valenciano, y al igual que centenares de miles de ellos, no me siento ofendido por lo que le ocurre a Camps y que tampoco he sufrido daño alguno, que no estén preocupados por mi, que a mí lo único que me produce este asunto es bochorno, sobre todo cuando observo ciertas actitudes y determinadas adhesiones y sobre todo cuando veo que el presidente Camps, no presenta factura alguna de esos, para él, malditos trajes. Así es que nada, tranquilos, estoy perfectamente. Ni ofendido ni dañado. Otros en cambio sí, cuando lo que debieran mostrar es un sentimiento de dignidad y ética.