Karma

A mis pacientes lectores: feliz 2013

Deseo que te encuentres, amigo lector, entre los que tengan el feliz año que todos nos deseamos. Incluso se lo deseo a los individuos que forman la detestable clase política que nos toca soportar, da igual el país, su nombre de pila o las siglas de grupo de narcisistas, ególatras y sedientos de poder. A ver si la felicidad les abre el corazón y les toca alguna de esas fibras sensibles que diferencian a un ser humano de un pedrusco y les recuerda que son lo primero y que además no son el centro de la humanidad y menos aún del universo, aunque lo pretendan a base de «chupar cámara» y bienes ajenos.

No parece que nuestros mutuos deseos de felicidad repetidos de año en año cambien mucho las cosas. La mala base de partida de este mundo sigue siendo la misma de hace milenios: codicia, ambición, violencia y deseos de poder, forman un nudo de elementos interdependientes creado por el egocentrismo, donde los más inmorales, astutos y violentos  de todos nosotros han impuesto sobre los más débiles sus reglas del juego a las que en cada época llaman «orden establecido». Y lo es, pero el suyo, naturalmente,  con sus códigos de leyes, sus jueces y sus uniformados. Un orden, por cierto, opuesto siempre a las leyes de Dios, por más castas de sacerdotes de su misma calaña que pongan por medio para justificarles su maldad. Esta es la esencia de la Historia y la de cada desgraciado país que, como en el caso de España, por ejemplo,  tiene una enorme deuda kármica por su pasado imperialista, su Inquisición, su intolerancia con el diferente, sus guerras cainitas y sus saqueos – que no cesan- a propios y ajenos. Pero como este país son la mayoría de los países que  siempre han avasallado a otros y/o  a sus propios pueblos.

Como  es natural, ignoro mi propio grado de complicidad o el grado de complicidad de cualquiera de nosotros en el pasado, en otra encarnación, se entiende. Tampoco es fácil adivinar lo que nos ocurrirá cuando nos alcance la cosecha de nuestra siembra. Mientras, en cambio, no resulta difícil sospechar a grandes rasgos el origen de las cosechas de tantos de nuestros hermanos, cuando son dolorosas. Y cuando lo son, no solo lo son  para ellos, sino para todos los que les amamos. Ahí nos damos cuenta de nuestra unidad espiritual  no importa dónde estemos, y de lo importante que es que cada uno de nosotros actúe según las leyes divinas para no tener que cosechar dolor y hacerles sentir su dolor a otros. Todo ello, lo sabemos,  puede evitarse  al  aplicarse cada uno en la bondad para convivir con sus semejantes.

En Dios no hay dolor, ni enfermedad, ni sufrimiento. Por tanto quien vive en Dios tampoco sufre dolor, ni enfermedad ni sufrimiento. En caso contrario es el momento de pensar en qué se apartó y corregirlo. Es una idea.

Quienes dirigen el mundo nunca se corrigen;  nunca aceptan las  leyes divinas, a las que anteponen las demasiado humanas del egocentrismo y su violencia, y por eso todo gobierno es ilegítimo aunque sea legal. Esta es mi opinión, aunque acostumbro a respetar todas las opciones siempre que no dañen. En ese caso, me coloco enfrente, pero nunca en contra de las personas, sino de los motivos torcidos por las que a veces nos regimos.

Por lo demás, deseo que tengáis un feliz año 2013 con buenos propósitos de paz, armonía  y unidad en el corazón con todas las criaturas sin excepción alguna y os pido que respetéis también la vida de los animales en vuestras celebraciones, pues son nuestros pequeños hermanos menores en proceso de evolución, pero ya capaces de sentir, como nosotros, el más alto de todos los sentimientos: el amor, que es la argamasa del Universo.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.